martes, marzo 27, 2007

Anomalías Circadianas

Los ritmos circadianos (el enlace es a la Wikipedia en Inglés porque el artículo en español no es tan completo) son la manera en que los sistemas naturales regulan sus actividades a lo largo del tiempo, de una manera cíclica y que automatiza en gran medida bastantes tareas de mantenimiento (más que las tareas el cuándo hacerlas). Tienen ese nombre tan curioso porque cyrca significa alrededor de y dia... bueno, eso. Y como los seres humanos somos de un egocéntrico subido, pues ya está, Ritmos circadianos (bueno, parece que el ciclo solar también marca algo, pero así me queda más reivindicativo).

Todos los tenemos y nos marcan cosas tan básicas como "Se acerca mediodía, voy a comer", "acabo de comer me estoy quedando frito", "Se acerca la noche, soy más sensible a ruidos y tengo algo más de frío"... Y uno de sus efectos más conocidos es el famoso Jet lag (y por eso la mejor solución al Jet Lag es que te de el sol y tu cuerpo recomponga los Ritmos circadianos.

Pero este es mi blog, y hace rato que no escribo, así que vengo a hablar de mi.

Hace unos años tenía la costumbre de acostarme a las 12. No era solo costumbre, era obligación biológica. Sino me acostaba a las 12, me quedaba dormido fuera de la cama.

Esta costumbre comenzó a desaparecer y los horarios fueron haciéndose flexibles. De todas maneras Nunca me gustó demasiado la idea de acostarme por sistema a las 5 de la mañana, por lo que procuraba que fuera raro el día que me dormía a la 1.

Supongo que ésto empezó a cambiar el año pasado, cuando no tenía que madrugar demasiado. Iba postergando un poco más la hora de irme para poder hacer cosas en el ordenador, o leer un rato un libro, o ver la tele. Y claro, resulta que todas esas cosas no son del todo buenas antes de dormir, pero dormía.

Este año ha cambiado algo. Y es que tengo que madrugar. Sí. Resulta raro, pero es difícil hacer el trabajo si no estoy presente, aunque atender a los clientes en pijama es una idea que me atrae. Eso debería implicar irme a dormir más temprano, y durante un tiempo lo consiguió.

Quizás no me iba a dormir mucho más temprano, pero si lo suficiente como para no llegar al trabajo un cuarto de hora más tarde de lo previsto (suerte que son flexibles y yo no me tomo descanso para el café) y reaccionando de manera bastante lenta a las llamadas hasta las 10 (excepto algún subidón de adrenalina ocasional).

Y en esa situación estamos. Me levanto algo más tarde de lo que lo hacía hace unos meses y en casa me muevo más lento y soy más reticente a seguir avanzando (supongo que es un "si no me ducho es que sigo soñando").

Durante el trabajo la cosa tampoco es que sea demasiado excitante como para despertarme, excepto algún cliente majete o algún marrón grandete. Así que no será el primer día que llego a las 14 y sigo medio dormidito. Pero lo curioso es que miro atrás y he hecho cosas. Al menos antes podía compararme con otra gente para ver si había hecho mucho o poco, pero ahora solo puedo basarme en mi instinto (que casualmente me da la razón).

La música ayuda bastante en esto. Me había descargado unos discos de jazz a los que les tengo ganas (algún día, tras escuchar música aleatoria en Last.fm haré el esfuerzo de mirar quién ha tocado, quién me ha gustado y quién puede darme más buena música), pero dada la falta de energía últimamente ganan cosas un poco más movidas y Creedence ClearWater Revival o Queen (sobre todo) me ayudan. Es curioso, pero esta música precisamente me ayuda a concentrarme.

Y a las 15 salgo, sin haber comido aún. Subo hasta la facultad, donde me esperan. Como en buena compañía y me preparo para la tarde. Detengámonos en la comida. Fui becario de 11:0 a 15:30 el suficiente tiempo como para saber el mal que puede hacer comer demasiado tarde (en aquella época podían dar las 17), pero comer todos los días una variante de "arroz o algo que frío no sepa mal", "ensaladas de bote", "extrañas ensaladas (de las de toda la vida) en envoltorios de plástico","sandwich" y recibir como un premio los días que ella sube tarde y puede traer lentejas calientes no puede ser demasiado bueno.

"Baja a comer a casa hombre"

Llegamos al siguiente punto en el orden de mi día. El máster. Siguen tocándose cosas interesantes, sigue habiendo buenos profesores y algunas clases son realmente interesantes.

Sin embargo no todo es así y últimamente el trabajo se acumula y no te incita a hacerlo. Quizás algún día escriba algo. Quizás alguien piense que soy un cobarde al no expresar mis quejas abiertamente, pero soy de los que creen que si las críticas no pueden ser comprendidas no merece la pena explicarlas y a un "mi sistema didáctico es cojonudo" hay tantas cosas que rebatirle que el cansancio (y este no es circadiano) no me permite hacerlo.

Así pues tuvimos acumuladas prácticas de dos asignaturas, gracias a un estupendo trabajo docente (quien osa dudarlo oiga) y a la incapacidad para reconocer un error (o incapacidad a secas). El trabajo de la segunda asignatura fue bastante más ligero que a los que nos iban acostumrbando y esta tercera (sí sí, se me pasaba, prácticas de dos asignaturas mientras dábamos una tercera) ni siquiera nos ha mandado trabajar nada, porque parecen darse cuenta de cómo andamos (pero una planificación docente cojonuda, no digo yo que no).

Así que claro. Al terminar de comer, al máster a hacer cosas. Pero aquí la comida debe empezar a dar energías, o quizás ella, y ya no necesito música. Las 2 horas (u hora y media) que le dedico se me pasa bastante rápido y lo que hago suele gustarme (estos días empiezo la parteque me da ganas de gritar).

Así que, de esta guisa ,llegan las 18. Tras una despedida emotiva, que no es más que una excusa para pasar 10 minutitos juntos, voy a una clase que puede variar entre el "como me gusta" y el "¿Si Richar Gere y Julia Roberts tuvieran un hijo se llamaría Richard Roberts?", pasando por estados intermedios como el "Al menos lo intentas", el "me gustaría que mañana volvieras a seguir contándonos" o el "¿Y esto no me lo deberían haber dado en otra asignatura? (pero sin criticar la planificación docente)".

Y se nota bastante cuando se está en cada uno de esos estados. Me pasó en la última semana de estar escuchando al profesor y de repente ver asombrado que han pasado 3 horas (con descanso en medio, claro). Especialmente duras son las clases del Viernes, donde se junta todo lo de la semana y no puedo evitar que se me escape algún bostezo, por interesante que me resulte lo que cuenta el profesor (que vergüenza...).

Y salgo todo contento, nos vamos juntos a cenar a alguna casa (suya o mía, no la primera que veamos, que somos muy exquisitos). Y hablo y río. Parece que de repente tengo bastante energía lo cual, si tenemos en cuenta como empiezo el día y como se desarrolla luego, me resulta bastante rarito.

Cenamos, hablamos de nuestras cosas, nos contamos cómo ha ido el día. Nos recordamos cuanto nos queremos y nos separamos por una noche. El 60% de las noches hago la promesa de dormirme temprano, y cuando no tengo trabajo ella me dice de dormirme sin encender el portatil.

Pero da igual. Yo no sé donde se mete la zorra de mi energía a primeras horas, pero está claro que cuando llega de noche está guerrera. Si me pongo a leer me engancho en la lectura y no me duermo. Si me tumbo en la cama me quedo con los ojos como platos. Si enciendo la tele para dormirme consigo encontrar algo a lo que engancharme (o eso o inicio un baile por todas las cadenas de Telecable).

Creo que es algo mental. Algo psicológico. Son tantas horas debatido entre el "esto no me gusta", "esto podría estar mejor", "esto me gusta, pero no me dejáis dedicarme a ello", "quiero pasar más tiempo así"... que luego mi mente dice "no no, más horas parada no, suéltame la correa de una vez y vamos a divertirnos".

Y así llegamos a que es la 1 de la mañana y estoy más despierto que en el 80% de mi día. Lo único que me impulsa a dormirme y "tranquilizarme" es el pensamiento de "Mañana trabajas, tienes que estar despierto, y mira que hora es". Y vuelta a empezar.

Mierda circadiana...