Este cariñoso apelativo se le otorga no al año que ahora abandonamos, sino al año que transcurrió hace 100, o 101, el 1905.
La razón es muy sencilla, ese año fue en el que Albert Einstein publicó sus revolucionarios artículos (no todos sobre relatividad) y vino a echar abajo (junto a muchos otros) la firme creencia de que quedaba poco por explicar en la Naturaleza (ja).
Ese año (no 1905, sino el 1905 de Albert Einstein) es un ejemplo perfecto de Annus Mirabilis. Un año en que todos los proyectos de una persona vieron la luz y consiguieron llegar a buen puerto. Una persona rechazada en el ambiente académico debido a su extravagante comportamiento y su burla de la jerarquía establecida y que había sido relegada a una posición humilde en una Oficina de Patentes.
Curiosamente Einstein nunca entendió todo el revuelo que se armó alrededor de su persona, algo lógico si tenemos en cuenta que fue elevado a la categoría de superstar pero que a muchos llama la atención. No veía nada especial en lo que había hecho. Simplemente se había parado a pensar en algo que le interesaba.
El propio Einstein tiene una frase, más bien una reflexión, muy bonita sobre el tema. Aseguraba que si había logrado escribr los artículos era porque tenía una mente muy infantil. Era capaz de algo que muchos adultos no son capaces, pararse a pensar, con la ilusión de un niño, sobre temas aparentemente inútiles, como la luz.
Entonces ¿lo único que se necesita es una mente infantil? No, no. Una mente infantil, por sí sola, es eso una mente infantil. Igual que una mente científica es solo eso, una mente científica. El truco, la base, el ingrediente esencial, es otro. Algo que cualquier mente puede tener, aunque no muchas la tienen. La ilusión.
¿De qué le hubiera valido a Einstein ser un genio si no hubiera tenido una ilusión, un proyecto? Por eso él no entendía todo lo que pasaba a su alrededor. Por eso no entendía qu ela gente se fijara en sus descubrimientos que ninguno de ellos lograba entender. Porque para él lo principal no eran sus logros.
Einstein vivió los últimos años buscando una Teoría del Todo que fuera capaz de conciliar la Relatividad con la maldita Física Cuántica que tan poco le gustaba. Se pasó sus últimos años estudiando, experimentando, para no lograr encontrar nada. Muchos de sus biógrafos y científicos le echan en cara esta perdida de tiempo que supuso la segunda mitad de su vida.
Pero Einstein hizo lo que ya había hecho ese 1905. Tener un proyecto y realizarlo con ilusión. Solo que el resultado fue otro bien distinto.
¿A que viene esto? ¿Esto no es un post de despedida de año? ¡Maldita sea, es 31 de Diciembre!
Pues sí que lo es. Pero no quería convertirlo en un post de gracias por todo lo maravilloso que ha pasado este año, quería comunicar algo más.
El Annus Mirabilis de Einstein no lo fue por sus resultados, no os engañeis. Posiblemente si él pudiera hablarnos, ni siquiera ese sería su Annus Mirabilis. Quizás su Annus Mirabilis fueran muchos otros años. Quizás incluso fuera esos años odiados por algunos científicos.
Porque un Annus Mirabilis es un año en que poder desarrollar tus ilusiones y proyectos y tener a gente especial cerca para poder compartirlos con ellos.
Espero que este sea un Annus Mirabilis para todos nosotros.
Si el mundo es la reconstrucción de lo que nuestro cerebro recibe, puede que el autor de este diario no exista y que solo sea una malinterpretación.
sábado, diciembre 31, 2005
domingo, diciembre 25, 2005
Érase una vez la Vida
La pareja de enamorados camina por un parque. Es festivo y todos los niños parecen haberse quedado en casa jugando a otras cosas, mientras los columpios prosiguen su solitaria y aburrida existencia.
Ella levanta la cabeza de su hombro (del de él, se sobreentiende) y le susurra "Vaya, tu corazón va a mil por hora." "¿En serio?" responde él "Hacía tiempo que no lo notaba."
Tras esta frase, la cámara comienza a acercarse al pecho del muchacho. Tras tropezar con una chapa del "Ministry of Silly Walks" recula un poco, la esquiva, y comienza a introducirse a través de la ropa y la piel del chico. Tras unos segundos de oscuridad, se hace la luz y ante nosotros tenemos el corazón. Músculo fundamental del tamaño de un puño sin el cual nuestra sangre no llegaría a ningún sitio. Parece que hoy tiene trabajo.
- Trabajador 1: ¿Y q a qué vien tanto ajetreo?
- Trabajador 2: No tengo ni idea. Llevo 22 años aquí y ni siquiera cuando todo empezó a funcionar recuerdo que nos metieran tanta prisa.
- 1: Te digo que esto no me suena nada bien. Este chico es incapaz de correr más de 20 metros seguidos.
- 2: Es normal que no te suene bien, somos el corazón.
- 1: Un chiste más de anatomía y te juro que acabas en la válvula ventral.
- Chico de Verde: Hola. Traigo más instrucciones del cerebro.
- 1: ¿más?
- V: Sí. Quieren que la sangre vaya más deprisa.
- 1: ¿Más rápido aún?
- V: Sí.
El tipo de verde se fue caminando por donde había venido. El Trabajador número 2 se quedó mirando y preguntó sorprendido.
- 2: ¿Te has dado cuenta de por dónde se ha ido?
- 1: ¿Qué? No, lo siento no estaba mirando.
- 2: Se ha ido por las venas. Míralo, está ahí, junto a ese otro glóbulo rojo.
- 1: Anda. Pero si está todo plagado de tipos vestidos de verde.
- 2: Esto no me huele nada bien, nunca les había visto.
- 1: Tranquilidad. Llamemos al cerebro, si allí nos confirman la orden adelante. Tu ponte en contacto con el sistema inmunitario, así ganaremos tiempo.
Mientras tanto en el cerebro...
- Tipo vestido de bata: Lo siento, pero no puedes entrar ahí. El Jefe está reunido.
- Mensajero: Pues me han encargado que le dé ésto al Jefe, como siempre.
- B: Lo sé lo sé. Pero hoy está ocupado, dámelo a mí y ya responderemos con lo que sea. Seguro que podemos hacer algo sin que ese viejo esté mirando.
- M: Ok. ¿Espero por la respuesta?
- B: No, vete. Ya mandaremos a alguien luego.
- Tipo vestido de bata 2: ¿Qué dice?
- B: Parece ser que el estómago tiene problemas.
- B2: ¿Sí? ¿Qué le pasa?
- B: Encogimiento, falta de riego... No pueden procesar toda la comida que están recibiendo. En estos momentos parece que hay un enorme atasco allí abajo.
- B2: Vaya. ¿Mucha comida?
- B: Que va. Medio bocadillo de pollo y queso y unas cuantas patatas.
- B2: Je. Al menos no fueron a ese mexicano.
- B: Si bueno, menos mal.
- Mensajero: Hola. Mensaje del corazón.
- B: Vaya hombre. Pero si hoy es festivo...
- B2: ¿Qué dice?
- B: Actividad inusitadamente alta. Presencia de individuos extraños. Mensajes del cerebro por vias no oficiales...
- B2: ¿Mensajes del cerebro?
- B: Sí, eso pone. Dice que los extraños llevan mensajes del cerebro.
- B2: ¿Cómo van a llevar mensajes nuestros?
- B: Dice que son mensajes exactamente iguales y certificados.
- B2: Ya, pero eso es imposible. Solo nosotros enviamos mensajes. ¿No?
- B: Según parece estos hombres llevan los mensajes a través del torrente sanguíneo.
- B2: Pero eso es más lento e ineficaz.
- B: ¿En serio? Pues están ganando a nuestros mensajeros. El estómago no puede hacer nada.
- B2: ¿Le preguntamos al Jefe?
- B: Ni de coña. Dijo que si teníamos problemas nos las arreglaramos.
- B2: ¿Avisamos al sistema inmunitario?
- B: Ey claro, a ver si saben lo que son.
Los dos hombres fueron hasta una de las pantallas más cercanas y contactaron con el Comandante de los linfocitos.
- B: Comandante ¿me oye?
- Comandante: Alto y claro. Con ustedes quería yo hablar.
- B2: ¿Y eso?
- C: La médula me indica que han detenido la producción de efectivos. ¿Cómo vamos a luchar contra nada si no tenemos soldados?
- B: No hemos detenido nada.
- C: Me han enseñado un mensaje del cerebro ordenando la parada momentánea de la producción.
- B: Dios... ¿hasta ahí han llegado?
- C: ¿Perdón?
- B: Sospechamos que tenemos una invasión en el torrente sanguíneo.
- C: ¿Ah sí?
- B2: Sí. Son unos tipos de verde, parece que son millones de ellos.
- C: ¿Cómo han entrado?
- B: No tenemos informes de que hayan entrado por ningún sitio. Simplemente han aparecido en el torrente sanguíneo.
- C: Bien, pondré a mis hombres a trabajar en ello. Les informaremos con los avances.
Pasaron los minutos. No hubo una cruenta batalla en el encuentro del sistema inmunitario y los hombres de verde. Si no había habido ninguna reacción ya contra ellos, tampoco la habría ahora.
- B2: Ha llegado el informe del sistema inmunitario.
- B: ¿Y?
- B2: No saben quienes son esos tipos, pero son de los nuestros.
- B: ¿Qué?
- B2: Les han reconocido como entes propios del organismo. Tienen toda su documentación en regla.
- B: ¿¿Qué?? ¿Si son entes propios porque hemos tardado 22 años en verles?
- B2: Se lo han preguntado a uno de ellos.
- B: ¿Y qué respondió?
- B2: "Estabamos esperando que alguien nos despertara".
Mientras el cuerpo entero se convulsionaba a causa de los hombres de verde, el Jefe se encontraba en una de las salas más interiores del cerebro, encerrado a cal y canto. Lo veía todo por las pantallas que tenía frente a sí.
Pero no estaba solo. A su lado otro anciano, vestido de verde, veía la pantalla con una sonrisa en la boca, que contrastaba con el gesto serio y meditabundo del primero.
- Jefe: Espero que la decisión haya sido correcta.
- Jefe 2: No te preocues. Ha sido la mejor decisión.
Y vaya si lo fue.
Ella levanta la cabeza de su hombro (del de él, se sobreentiende) y le susurra "Vaya, tu corazón va a mil por hora." "¿En serio?" responde él "Hacía tiempo que no lo notaba."
Tras esta frase, la cámara comienza a acercarse al pecho del muchacho. Tras tropezar con una chapa del "Ministry of Silly Walks" recula un poco, la esquiva, y comienza a introducirse a través de la ropa y la piel del chico. Tras unos segundos de oscuridad, se hace la luz y ante nosotros tenemos el corazón. Músculo fundamental del tamaño de un puño sin el cual nuestra sangre no llegaría a ningún sitio. Parece que hoy tiene trabajo.
- Trabajador 1: ¿Y q a qué vien tanto ajetreo?
- Trabajador 2: No tengo ni idea. Llevo 22 años aquí y ni siquiera cuando todo empezó a funcionar recuerdo que nos metieran tanta prisa.
- 1: Te digo que esto no me suena nada bien. Este chico es incapaz de correr más de 20 metros seguidos.
- 2: Es normal que no te suene bien, somos el corazón.
- 1: Un chiste más de anatomía y te juro que acabas en la válvula ventral.
- Chico de Verde: Hola. Traigo más instrucciones del cerebro.
- 1: ¿más?
- V: Sí. Quieren que la sangre vaya más deprisa.
- 1: ¿Más rápido aún?
- V: Sí.
El tipo de verde se fue caminando por donde había venido. El Trabajador número 2 se quedó mirando y preguntó sorprendido.
- 2: ¿Te has dado cuenta de por dónde se ha ido?
- 1: ¿Qué? No, lo siento no estaba mirando.
- 2: Se ha ido por las venas. Míralo, está ahí, junto a ese otro glóbulo rojo.
- 1: Anda. Pero si está todo plagado de tipos vestidos de verde.
- 2: Esto no me huele nada bien, nunca les había visto.
- 1: Tranquilidad. Llamemos al cerebro, si allí nos confirman la orden adelante. Tu ponte en contacto con el sistema inmunitario, así ganaremos tiempo.
Mientras tanto en el cerebro...
- Tipo vestido de bata: Lo siento, pero no puedes entrar ahí. El Jefe está reunido.
- Mensajero: Pues me han encargado que le dé ésto al Jefe, como siempre.
- B: Lo sé lo sé. Pero hoy está ocupado, dámelo a mí y ya responderemos con lo que sea. Seguro que podemos hacer algo sin que ese viejo esté mirando.
- M: Ok. ¿Espero por la respuesta?
- B: No, vete. Ya mandaremos a alguien luego.
- Tipo vestido de bata 2: ¿Qué dice?
- B: Parece ser que el estómago tiene problemas.
- B2: ¿Sí? ¿Qué le pasa?
- B: Encogimiento, falta de riego... No pueden procesar toda la comida que están recibiendo. En estos momentos parece que hay un enorme atasco allí abajo.
- B2: Vaya. ¿Mucha comida?
- B: Que va. Medio bocadillo de pollo y queso y unas cuantas patatas.
- B2: Je. Al menos no fueron a ese mexicano.
- B: Si bueno, menos mal.
- Mensajero: Hola. Mensaje del corazón.
- B: Vaya hombre. Pero si hoy es festivo...
- B2: ¿Qué dice?
- B: Actividad inusitadamente alta. Presencia de individuos extraños. Mensajes del cerebro por vias no oficiales...
- B2: ¿Mensajes del cerebro?
- B: Sí, eso pone. Dice que los extraños llevan mensajes del cerebro.
- B2: ¿Cómo van a llevar mensajes nuestros?
- B: Dice que son mensajes exactamente iguales y certificados.
- B2: Ya, pero eso es imposible. Solo nosotros enviamos mensajes. ¿No?
- B: Según parece estos hombres llevan los mensajes a través del torrente sanguíneo.
- B2: Pero eso es más lento e ineficaz.
- B: ¿En serio? Pues están ganando a nuestros mensajeros. El estómago no puede hacer nada.
- B2: ¿Le preguntamos al Jefe?
- B: Ni de coña. Dijo que si teníamos problemas nos las arreglaramos.
- B2: ¿Avisamos al sistema inmunitario?
- B: Ey claro, a ver si saben lo que son.
Los dos hombres fueron hasta una de las pantallas más cercanas y contactaron con el Comandante de los linfocitos.
- B: Comandante ¿me oye?
- Comandante: Alto y claro. Con ustedes quería yo hablar.
- B2: ¿Y eso?
- C: La médula me indica que han detenido la producción de efectivos. ¿Cómo vamos a luchar contra nada si no tenemos soldados?
- B: No hemos detenido nada.
- C: Me han enseñado un mensaje del cerebro ordenando la parada momentánea de la producción.
- B: Dios... ¿hasta ahí han llegado?
- C: ¿Perdón?
- B: Sospechamos que tenemos una invasión en el torrente sanguíneo.
- C: ¿Ah sí?
- B2: Sí. Son unos tipos de verde, parece que son millones de ellos.
- C: ¿Cómo han entrado?
- B: No tenemos informes de que hayan entrado por ningún sitio. Simplemente han aparecido en el torrente sanguíneo.
- C: Bien, pondré a mis hombres a trabajar en ello. Les informaremos con los avances.
Pasaron los minutos. No hubo una cruenta batalla en el encuentro del sistema inmunitario y los hombres de verde. Si no había habido ninguna reacción ya contra ellos, tampoco la habría ahora.
- B2: Ha llegado el informe del sistema inmunitario.
- B: ¿Y?
- B2: No saben quienes son esos tipos, pero son de los nuestros.
- B: ¿Qué?
- B2: Les han reconocido como entes propios del organismo. Tienen toda su documentación en regla.
- B: ¿¿Qué?? ¿Si son entes propios porque hemos tardado 22 años en verles?
- B2: Se lo han preguntado a uno de ellos.
- B: ¿Y qué respondió?
- B2: "Estabamos esperando que alguien nos despertara".
Mientras el cuerpo entero se convulsionaba a causa de los hombres de verde, el Jefe se encontraba en una de las salas más interiores del cerebro, encerrado a cal y canto. Lo veía todo por las pantallas que tenía frente a sí.
Pero no estaba solo. A su lado otro anciano, vestido de verde, veía la pantalla con una sonrisa en la boca, que contrastaba con el gesto serio y meditabundo del primero.
- Jefe: Espero que la decisión haya sido correcta.
- Jefe 2: No te preocues. Ha sido la mejor decisión.
Y vaya si lo fue.
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