jueves, agosto 16, 2007

Aburrida y Limpia

Hace cosa de un mes fui a comer a casa de mi Abuela. Una de las costumbres que tengo es leer (más bien hojear) el periódico. Comienzo por la cartelera de cine, miro los pasatiempos, la sección de Espectáculos, miro mi horóscopo (algún día hablaré sobre ello) y luego salto a la sección de Sociedad y Cultura (donde se ponen las noticias de Ciencia), para luego mirar el resto de noticias.

Mediante esta sana rutina llego a una noticia cuyo título coincide (maliciosamente, admito) con el del post: "Aburrida y Limpia", aunque en la edición digital se llame de otra manera. Para el que no tenga ganas de ahondar en la historia, contaré la historia un poco resumida.

Parece que un holandés, Caspar Jansen, vino a Oviedo y se llevó semejante impresión que no pudo menos que escribir sus opiniones sobre la ciudad en el periódico holandés en el que trabaja, para comentar los vicios y virtudes de esta ciudad. Como los asturianos son más asturianos que nadie, alguien leyó el periódico holandés y tuvo su respuesta (por cierto, he visto posts de blog mejor escritos) en La Nueva España (el primer artículo que ya enlacé).

En principio tampoco iba a ir mucho más allá la cosa, pero es que es Verano y ahora que la ciudad está más aburrida de lo normal las conversaciones sobre "Dios, Oviedo es desesperante..." surgen por doquier, así que me hace mucha más gracia ver a una persona defendiendo que Oviedo es un sitio con una gran variedad cultural que el malvado reportero holandés obvia.

Que, ojo, no digo que no existan actividades culturales alternativas, ninguna de las cuales aprovecho por desconocimiento o desinterés, pero cuando a las actividades culturales se les llamas alternativas, dudo que se pueda decir que Oviedo está a la cabeza de las actividades culturales. Y no necesito grandes festivales de Jazz experimental, bonita tarde en el acuario me pasé el otro día.

Lo cual nos lleva a la falta de alternativas interesantes o la falta de conocimiento sobre ellas (lo cual no deja de ser grave).

Pongamos un ejemplo, si quiero en 5 minutos me informo sobre la temporada de Música Clásica ovetense de aquí a la Primavera del año que viene. Si no puedo usar Internet tardaré 15 minutos en un paseo aleatorio en encontrarme con un gigantesco cartel que te advierte de dichos conciertos. Y si no lo encuentro por alguna distorsión cuántica, llegaré hasta el Campoamor y ya está.

Por el contrario, me enteré el otro día que había habido un concierto de Jazz en el auditorio. Me enteré también hace un tiempo de la anulación de los conciertos de Jazz y Gospel del Fontán. Me enteré por un foro de comics (bendito Google) de que existe una librería de Segunda Mano (de verdad, no la Anticuaria). Nunca me entero de la programación de los ciclos de cine antiguo que se hacen en el FIlarmónica...

Por supuesto, podría enterarme. Es cosa de ponerme una alarma en el móvil y mirar una vez al mes por Internet ¿no? Pero eso no es estar a la vanguardia. No es que se hagan cosas en OViedo, parece que se hacen a pesar de Oviedo.

¿Y qué decir de la vida nocturna ovetense? Este punto parece haber tocado la vena de la periodista que comenta el caso, que no comprende como un holandés puede decir eso de Oviedo.

Normalmente me resisto a salir de noche por mi perenne sensación de que no encajo debido a que nada en el ambiente que me rodea me hace sentirme cómodo. Ni la repelente música. Ni los empujones con la masa de gente. Y si bien ahora puedo soportar esta sensación un tiempo más prolongado es únicamente con el ánimo de que una persona a la que sí le gusta lo disfrute. Solo cuando la veo disfrutar puedo pasármelo bien y hacer el idiota sin sentirme un extraño.

A finales de Julio me fui a Benidorm con unos amigos. Me convencieron una de las noches para salir y disfruté sin más. Nos fuimos temprano (por el sueño y eso), pero fue una maravilla entrar en un local en que me ponen Pink Floyd (no es condición necesaria para ser un buen bar, pero es una muestra representativa buena) y en donde un tipo toca la guitarra en directo sobre las canciones sin destrozarlas.

Hay que agradecer a D. por las recomendaciones y la guía (maldita sea, ¿porque no tiene un blog donde enlazar?), añadiendo que una de las últimas veces que salí en Oviedo fue a otra recomendación suya y también me gustó. Pero sigo sintiendo la cosa de estar haciendo algo "alternativo". Algo que cuando vienes a Oviedo de fuera seguramente no conozcas.

Así que llego a la conclusión de que Oviedo no es que sea una ciudad con muchas alternativas... La culpa debe ser de Gabino. A no ser que el sistema político que tenemos propicie que los ciudadanos premien al político que hace lo que el ciudadano quiere. Si partimos de este principio, la culpa quizás no sea de Gabino, que solo actúa así para poder seguir agradando a los ovetenses.

¡Calla! ¿La culpa es de Oviedo? No no, no puede ser. Votamos a Gabino por otras cosas


Bueno, si consideráis que la diversidad no es importante para Oviedo y creéis que las ventajas que Oviedo pueda poseer (y yo desconozco) son mucho más importantes que la posibilidad de la mejor opción en Oviedo sea irse, no dejáis de ser la causa de todas mis amargas quejas, y las del periodista holandés.

Al fin y al cabo, preferís una ciudad limpia (o alguna superficialidad por el estilo) que una ciudad en la que el ocio nocturno consista en algo más que salir de copas con los amigos.

Incluso en España, la reputación de Oviedo, capital de la región Asturias, es destacadamente distinta: pequeña, burguesa, conservativa, católica y eso sí: limpia.


Espero vivir alguna vez en un sitio un poco más sucio.

martes, agosto 07, 2007

La infancia de Saramago

Saramago es uno de mis autores favoritos sin lugar a dudas.

Creo haber hablado de él en algún otro post de mi blog, quizás comentando alguno de los libros que leí, o a raíz de alguno de mis arranques "literarios" en los que intentaba burdamente seguir sus pasos.

Su manera de plantear historias originales e imaginativas y tratarlas, con sus desvaríos pero siempre dentro del tema que le ocupa, me parece sencillamente genial. Eso por no hablar de los desarrollos en si mismos.

Por eso, cuando vi publicado el libro Pequeñas Memorias me interesé por él, hasta que lo compré y lo leí.

El libro trata las memorias de Saramago en su infancia. La premisa desde la que partía el libro me parece muy buena: "quizás recordando cómo crecí de niño pueda comprender en qué momento me convertí en lo que soy".

Esta frase o idea no está explícitamente en el libro, de modo que lo debí ver en alguna de las entrevistas que le hicieron recientemente por televisión.

Es éste un tema realmente interesante en el que pienso de vez en cuando, aun cuando yo no tenga la edad de Saramago y no haya terminado de crecer aún, pues me fascina cómo las pequeñas decisiones que "tomamos" en nuestra infancia pueden guiarnos de manera inevitable por el futuro. Parte de mi visión del Árbol de Posibilidades.

Así que cogí el libro con interés tanto por el autor como por su temática, pero realmente no fue para tanto.

El libro es una enumeración, bastante divagadora, de hechos ocurridos durante la infancia que en contadas ocasiones va mucho más allá de la mera exposición de hechos.

Es cierto que te encuentras referencias a algunas de sus novelas, que te explica de donde surgieron ideas y que vas viendo crecer a Saramago. Sin embargo, creo que habría resultado más interesante ver al autor ahondando en esa idea inicial del libro, tratando de llegar a sus auténticas raíces y desplegando la sabiduría acerca de si mismo que ese hombre puede tener.

Es posible que alguno piense que soy yo quien debo sacar esas conclusiones, y en ciertos pasajes así es, pero no conozco a Saramago más que por sus obras y no conozco toda su personalidad, así que probablemente él esté en mejor posición para hacerlo que yo.

Así pues, si bien es cierto que hay pasajes interesantes y significativos, esta obra de Saramago no cumple mis expectativas, una lástima, después de lo que había esperado leerlo.