domingo, enero 23, 2005

Una gota

Lo sé, debería seguir con el plagio a Asimov, pero hoy haré uso terapeutico del Blog.

Sobre las 6 me puse a continuar el relato. Debido a distracciones caseras me resultaba muy dificil avanzar, más aún de una manera medianamente satisfactoria. A las 7 conseguí alcanzar la recta final de la segunda parte del relato y parecía que todo iba a acabar, sino de manera óptima, sí de manera publicable.
Pero antes de publicar "ultra-error". Todo se ha perdido. Y aquí el día se jode. Hasta ahora había sido un día medianamente genial, haciendo prácticas y cosas así.

Ahora mismo soy una mezcla de una persona con un humor de perros y con tendencias suicidas por la melancolía.
El caso es que no tengo ni idea de que puede haber pasado... No creo que haya sido la perdida de ese relato porque no era nada genial, así que supongo que debe ser otra cosa.
He intentado meditar e incluso hablado con un amigo, pero nada. Esta mierda de melancolía no se me despega.

Esto me pasa de vez en cuando. Me entran estas "depresiones" y quedo desactivado. No puedo hacer nada, me muevo aun más lento, no quiero leer, no quiero ver la televisión, no quiero escuchar música, no quiero estar delante del ordenador. me he obligado a terminar este post, a pesar de que la ventana del Firefox ya ha intentado ser cerrada dos veces.
Además, estas depresiones coincide con lo que podríamos denominar un "valle de sociabilidad". me convierto en un ser huraño, callado y desagradable, que se dedica a ignorar a la gente que ignora lo que me pasa. No les culpo por ignorarlo, yo no lo sé.

Y trato de que se pase. Pero mientras más lo intento más me hundo. Pronto los ruidos cotidianos empiezan a molestarme. Me encuentro odiando la paciencia con que mi padre arregla el lavavajillas o la sordera de mi madre que le obliga a subir el volumen.

Solo puedo desear que llegue la hora de dormir y el mundo se apague 8 horas. pero si intento ir a dormir, los ruidos ajenos me desesperan más y no es raro que salga de mi habitación a bajar el volumen de la televisión.

Y la espiral de odio continua. Cualquier fallo (pegar mi mano contra la manilla de la puerta, que se caiga un boli, no encontrar la llave correcta) causa un sentimiento de "¡Mecago en la Puta!" y "¡Dios, soy gilipollas!" a elegir uno de los dos aleatoriamente.
Trato de no hacer caso de esos sentimientos, pero soy un agonias y mi sádica curiosidad me lleva aún más al fondo.

Y por último empiezo a odiar a la gente en general. Todos con sus estúpidas exigencias que hacen sin preguntar ni preocuparse. Todo el mundo pide para el centro de sus mundos. Aunque no sean favores, las idioteces intranscendentes constituyen un favor, al cederles parte de mi tiempo en hacerles caso.

Y supongo que ese es el pozo. Mi punto más bajo. Después de eso, al menos hasta ahora, asciendo por el valle que antes he bajado. Al llegar a la cima sigo sin saber que es lo que ha causado mi descenso a los infiernos, ni lo que me ha vuelto a traer hasta arriba...

Pero ha vuelto a pasar.

miércoles, enero 19, 2005

El Niño Feo I

Un escalofrío recorrió la columna del Doctor Hoskins. Se acordó de la cara que la Señorita Fellowes había puesto al entrar por primera vez en la Casa de Muñecas y al sentir lo mismo. La Casa de Muñecas... era el origen de todo. Estasis era lo que era gracias a ella, era su primer triunfo. Dado que todo lo siguiente habían sido meras repeticiones, era EL triunfo. Era SU triunfo.
Algunos no le habían creido. Entre sus propios compañeros hubo incomprensión, pero Hoskins no se rindió y ahora era uno de los hombre más famosos.

Pero ahora se hallaba en aquel cuerto, oscurecido por los primeros rayos de oscuridad de la noche. Hacía unos minutos había recibido un mal informe, el peor informe. De hecho era aún peor, nunca podría imaginarse semejante alineación de coincidencias, que parecían llevarle al sumidero.
Al otro lado de su mesa el Doctor Lexecter trataba de explicarle, con gestos frenéticos su teoría. Tenía sentido. No podía devolverlo.

H: ¿Está seguro de que la simulación es correcta?
L: Sin duda Señor.
H: Como se nos pudo pasar...
L: Bueno Señor, todo proyecto complejo tiene su periodo de estabilización...
H: Esto no es un proceso complejo Doctor. Hablamos de reubicación espacio-temporal. No puede haberperiodo de pruebas.
L: Sí Señor. Lo comprendo, pero el caso es que nadie había pensado que la situación pudiera llegar a este extremo. Por eso, en cuanto los rumores se esparcieron y llegaron a mis oidos vine a verle. No puede tomar una decisión inapropiada.
H: ¿Tan desalentadores son los resultados?
L: Por supuesto señor. Hay una posibilidad entre 1.314.213 de que la reubicación no nos afecte, con un error del 0.00001%. Supera con creces los límites establecidos por la compañía en su fundación. Debemos respetarlos.
H: Yo cree esta compañía. Yo cree esos límites.
L: Usted creó la compañía. Yo estaba detrás suyo, de aquel periodista y de la Doctora... Enfermera Fellowes. Pero usted solo descubrió los límites. No puede cambiarlos.
H: Es mi hijo el que fue atacado por esa... bestia.
L: Creame, lo siento, pero eso no le justifica. Por eso vine corriendo. Trato de hacerle entrar en razón. No podemos devolver al niño...
H: Mono.

Hoskins se sentía horripilado. Nunca le había llamado así, al menos que él recordara. Lo que tenía claro es que nunca lo habría hecho con tanta rabia.
Estasis se había creado gracias a que habían conseguido traer al niño ¡Menudo logro! Ni más ni menos que un niño de Neandertal, para deleite de los antropólogos. Habían conseguido refinar las herramientas de detecciones por actuación de mesones hasta traer un individuo que minimizara el riesgo de un cambio espaciotemporal. La prensa sensacionalista había hecho el resto. Las ofertas de laboratorios llovieron. Estasis solo creció y creció.

H: Tenemos que restringir el acceso a las salas.
L: ¿Perdón?
H: No podemos permitir que nada actúe sobre las... "muestras". Hay millones de implicaciones. Necesitaríamos un MultiVac del tamaño del universo para calcular todas las posibles interacciones.
L: Pero podemos controlar las más importantes. Importa poco cómo actuemos sobre una roca si luego la devolvemos.
H: ¿Realmente? Piénselo. Microbios con la roca. Microbios avanzados evolutivamente, capaces de resistir mejor las variaciones de temperatura y que llegan a un primate con un sistema inmunitario deficiente...
L: Vamos Señor. Podremos controlar las realmente peligrosas.
H: ¿De qué serviría Estasis sino?

Hoskins se levantó y fue hacia la pared. Abrió una caja de caudales y de ella sacó un arma.

H: Mi esposa me dijo que la guardara aquí, que podría hacerme falta para defenderme.
L: Señor...
H: No podemos devolverle, usted lo dijo.
L: No pensará en matarle...
H: La simulación le enseñará que un cuerpo muerto ejercerá nula influencia en el futuro. De nuevo una serie convergente.
L: Pero debe haber otras salidas.
H: No podemos devolverle. Dejarle aquí sería una locura. El asunto del hombre medieval ha atraido a tanta prensa que una agresión de nuestro Neanderthal estará mañana en todos los periódicos. Es cuestión de tiempo que el mundo se divida entre los que me culpen a mí, los que queiran liberarle y los que quieran devolverle al pasado.
L: Lo explicaremos todo...
H: ¿Explicar que un fallo de planificación podría destruir la humanidad? ¿Sabe los problemas que tendríamos? Equivaldría a destruir a Estasis y destruirnos a nosotros mismos.
L: Pero podemos arreglarlo. El nuevo Estasis será mejor.
H: Las personas son sensatas. La gente es cobarde e irracional, no peritirán que su seguridad vuelva a estar en manos de nosotros. Imaginese la cantidad de chiflados que querrán cambiar el curso del tiempo. Nadie debe saber esto. No se lo debe contar a nadie.

Hoskins se giró. Involuntariamente le apuntó con el arma mientras decía estas palabras. Lexecter rogaba que fuera involuntario y sus deseos se confirmaron cuando Hoskins se dirigió a la puerta. La abrió, salió de su despacho y se encaminó hacia la Casa de Muñecas original. Ni se dió cuenta de que había dejado atrás a Lexecter que corría para alcanzarle. Debía enfrentarse al fin.

viernes, enero 07, 2005

Londres - - Londres bien vale una moza

Tras 3 horas de viaje en avión (2 si contamos el viaje en el tiempo llamado huso horario) llegamos a la primera etapa del viaje. Londres.

Caminar por el aeropuerto no es nada espectacular, así que simplemente vamos diciendo nuestras tonterias de siempre. Me doy cuenta entonces (sí, no lo hice antes) de que me pasaré 5 días con una persona (si bien "2" los pasamos con un tercer amigo) y me doy cuenta de lo horrible quepodría ser que me entrara una de mis etapas depresivas y asociales o que no resultara lo suficientemente interesante/entretenido como para ser un buen compañero de viaje.
Mi acompoñanate sigue riendo pero yo me comienzo a agobiar por la carga moral. Sacudo al cabeza y continuamos. El guarda mira mi DNI sin parte delantera y lo pasa por un detector de algo.

Caminamos 5 pasos más y estamos en otro país... insintivamente cogemos un mapa de la ciudad, para noperdernos. El mapa es cutre y simplón, no sirve de nada.
Nos montamos en un tren que nos llevará al corazón de la ciudad tras una media hora de viaje, salimos de la estación del aeropuerto y entramos en Londres.

No podría describir mi sensación en aquel instante ni aunque supiera escribir y no me dedicara a aporrear el teclado. Lo primero que vi fue una deliciosa casa antigua, de colores blanco y marrón (que debido a mi falta de visión para color podría ser negro) cuya parte más lejana se difuminaba en la intensa niebla que la rodeaba (y quizás algo de la suciedad de los cristales).
El tren sigue. Viejas iglesias. Maravillosas callejuelas. Todo sumido en la niebla londinense. Mi devoción por los relatos de Sherlock Holmes me hace adorar ese paisaje nebuloso. Me parece vivir en la época de Conan Doyle, sea cual sea.

Llegamos a la estación. Declinamos la opción de ir en metro hasta la parada del bus. Tenemos unas 6 horas para cogerlo, caminemos y disfrutemos por la ciudad.
Salimos por esa maravillosa estación y llegamos a la calle. Creo que fue la primera vez que me gustó una ciudad, una calle. Es decir, Oviedo me gusta, no digo que no. Tiene calles bonitas. Pero nunca me llegó a gustar nada de Oviedo como me gustó aquella primera calle londinense, cuyo nombre ni siquiera recuerdo.

Comenzamos a caminar, hacia cualquier lado. Visitamos el primer parque de Londres, con un arbol diseñado por Tim Burton. La gente come sentada en los bancos. Camina por la calle. Todos parecen millones de veces más interesantes que cualquier ovetense que me pueda cruzar.
Miro a mi alrededor y me encuentro con mi amigo, del que me había olvidado, con la cara "desencajada". Seguimos caminando. Señalamos a los edificios, las estatuas, las cabinas, los autobuses, los carteles de las calles. Tan solo el rtaqueteo de las maletas estropea este momento.

Tras un rato de caminar nos paramos. Entramos en un café donde tomamos un enorme café con una enorme ración de canela. La gente se sienta en cómodos sofás. Gente que no se conoce de nada se sienta en la misma mesa y, simplemente, se ignora. Atiende a sus conversaciones.
Y me doy cuenta entonces de que la gente a mi alrededor no me entiende nada. Había visto a extranjeros en oviedo y les había esuchado hablar. La situación en sí me gustaba, pero ser yo el que no era entendido era mil veces mejor. nadie escucharía mis tonterías, nadie podría juzgarme, porque sencillamente nadie me entendía.

Nos vamos del café, que por cierto era una sucursal de una cadena de cafeterías, nada de un extraño café londinense, y que además era un punto de conexión Wireless.
Seguimos caminando, flipando en colores. No hemos comido pero da igual.

De repente nos damos cuenta. la hora. Vamos a perder el autobús. Buscamos un mapa y tratamos de situarnos. Hemos dado vueltas en espiral alrededor de la estación. Sacamos los billetes. La estación no aparece en el mapa. Preguntamos. Nadie sabe qué es eso.
Vamos a una estación de autobuses y un chico que hablaba 3 idiomas llama por teléfono a la central para tratar de localizar la estación. Nadie sabe a ciencia cierta donde queda, pero creen saberlo. Nos dicen que cojamos la linea 105.
Preguntamos al conductor de dicha línea y amablemente nos informa de que debemos esperar al siguiente 105. Nadie pone malas caras.

Pero el tiempo pasa. preguntamos a un taxi y nos dice que no podrá llegar, nos recomienda coger el metro. El siguiente metro pasa demasiado tarde. Volvemos al bus, lo cogemos.
El autobús se mueve con buen ritmo. Llega a las paradas 3 minutos antes de lo esperado pero, jodida puntualidad inglesa, espera esos 3 minutos a otros viajeros. Llegamos a la estación. El autobús ha partido sin nosotros. Estamos sin autobús, sin manera de contactar con el tercer amigo que nos espera y en un pais ajeno.

Todo esto por haber parecido Paco Martínez Soria durante unas 4 horas y haber dado vueltas maravillados por una ciudad donde llegabas a sentirte pequeño y donde la gente no trabaja, les pagan por salir a pasear.

domingo, enero 02, 2005

It was a Very Good Year

Lo bueno de haber nacido un 3 de Enero, tan cerca de Año Nuevo, es que no te hace falta recapacitar sobre tu año pasado más que una vez.
Eso puede no estar bien, pensar es algo bueno, pero si eres alguien a quien las fechas le parece altamente insignificantes, te permite la libertad de no tener que regirte por un calendario.

Sin embargo, es interesante realizar un poco de backtracking en tu vida y tratar de recordar como eras un año atrás. ¿Mi caso? Es algo complicado... Mi memoria me impide recordar con exactitud los hechos ocurridos a lo largo del año, y algunos que recuerdo no logro situarlos en el 2003 o en el 2004...

Sin duda este año, en mi caso, se ha visto regido por dos hechos. No digo que todos los demás no hayan influido, ni que no haya hecho nada más, pero esos otros caminos ya estaban abiertos antes y solo he ido explorándolos un poco a fondo...

Lo primero que noto tras un año pasado es que me siento más abierto hacia los demás. Esto no es un pequeño paso para un servidor y posiblemente se deba a la acción de la gente que me rodea.
Ahora me cuesta bastante menos hablar con la gente, escucharles y anclarme a la Tierra cuando estoy con ellos. Los peces de mi experimento se vuelven más interesantes y algunos incluso realizan burbujas con cierta coherencia.

¿Qué me ha llevado a abrirme un poco más? No estoy seguro. Quizás algunas personas me estén impulsando a ello. Quizás el trabajo en grupo sea el detonante.
De esto podría ser parte culpable mi nueva labor de becario. Un trabajo cogido de la noche a la mañana y que me llena de bastantes satisfacciones, la mayoria no monetarias, y que me hace comprender un poco más la frase "el trabajo dignifica".

La otra parte culpable seguramente sea la Delegación. Si bien es cierto que el trabajo es quizás menos del que debiera ser, ahí apuntado he conocido a gente que realmente vale la pena y que me siento orgullosod e conocer, aunque en algunos casos sea superficialmente.

Bueno, más que superficialmente debería decir brevemente. Por desgracia, y a pesar de una ligera apertura del cascarón, mi incapacidad para conocer a la gente, que parece no regirse por leyes descifrables mediante el método científico, sigue ahí, latiendo en mi cerebro, como un molesto recordatorio de quién soy.
Para todos, lo lamento. No por vosotros, lo lamento por mí, porque soy incapaz de penetrar en vuestras mentes y de conoceros realmente. Como alguien dijo, no puedo bajar de mi universo de abstracción y pretender que con las personas funcione. No dijo eso, pero con esto me entiendo. Lo lamento.

Lo siguiente que me ha marcado este año es el trabajo.
En Enero, o Febrero, o Marzo, no recuerdo. Me ofrecieron hacerme Presidente de la Asamblea de Alumnos. Se cumplió así una amenaza que el antiguo Presidente me había realizado, la de hacerme Presidente y hacerme naufragar en mis estudios.
He de confesar que ese fantasma apareció ante mis ojos en forma de suspenso de EDI (ver otro post, muy atrás, con un dragón), pero en ningún momento me cuestioné la decisión que había tomado.
Entré en Delegación hace unos años para trabajar y este año por fin considero haberlo logrado. Por supuesto que no me considero mejor o peor que los demás. No es esa clase de satisfacción la que siento, pero tampoco sé describir cual es la que siento.
Es una felicidad por haber otorgado mi tiempo a un fin cuyo receptor no era yo sólo. he hecho cosas que nunca me habría atrevido a hacer y, finalmente, parezco haber aprendido bastante.

Pero todo tiene su precio y el trabajo te quita la energía. Nunca he sido demasiado fuerte, por lo que el trabajo que llevaba a cabo, los estudios y el trabajo al que suelo someter a mi cerebro de cuando en cuando me acabaron matando y causaron que l mes de Octubre y el de Noviembre fueran los más cansados que recuerdo. Sin embargo aún tengo energía y siento que no he alcanzado el límite.
Porque esa es otra curiosidad mía, casi satisfecha este año. Ver cual es el límite de mis fuerzas. No físicas, sino mentales.

Y hay otra causa de mi crecimiento este año. Este Blog.
Tiempo atrás tuvimos una discusión sobre la finalidad de un blog. Yo dije que no era la de los comentarios, siempre bien recibidos. Este blog me ha ayudado. ¿Cómo?
Me ha forzado a escribir. Con ello me ha forzado a pensar, me ha forzado a narrar y me ha forzado a comunicarme, aunque sea en el medio escrito, siempre más fácil. Me ha forzado a verme reflejado en esta pantalla.

Pero no todo acaba aquí. El año que viene se vislumbra interesante.

En primer lugar abandonaré, si todo va bien, la EUITIO. Con ello dejaré atrás 3 años de mi vida muy gratificantes. Es algo que me da vértigo.
Además, un gran proyecto deberá comenzar a gestarse. Si todo sigue bien trabajaré con mi amigo biólogo (es curioso, siempre había pensado que eso sería así) para ahcer realidad nuestro proyecto.
Espero seguir conociendo a gente tan interesante como la vista hasta ahora.
Si no me acobardo comenzaré a estudiar Física, quizás lo que debiera haber hecho hace años, pero ahora no estaría aquí, hablando de todo esto.

Bueno, ya me ha quedado largo esto. Si has llegado hasta aquí, después de bastantes líneas hablando de mí mismo, es que te importo algo. Muchas gracias en ese caso.

Simplemente me queda esperar que el año que viene pueda volver a escribir aquí y, como en la canción de Sinatra, decir de nuevo "It was a Very Good Year".