Antes de tener este blog también escribía. Al menos pre-escribía. Cocinaba ideas en mi mente, ideas cortas que, debido a mi mente nacida de hollywood, siempre trataba de poner en forma de relatos largos.
El resultado es el mismo que una película al estilo de "Yo Robot". Una cadena de ideas decentes encubierta bajo una trama que se volvía por momentos estupida y apresurada (pues lo que importaba eran esas pequeñas ideas) y que hacía deslucir todo el conjunto y cada una de sus partes por separado.
Es por eso que la película en sí me parecio buena. Es como si yo la hubiera escrito.
Con el paso del tiempo y la apertura de este blog me di cuenta de que era estúpido mantener mi antigua costumbre. Todo lo que preescribiera podría ir colocado aquí. Pequeños relatos, perfectamente soportables y en los que me centrara en el momento deseado.
Eso es algo que en HollyWood no pueden hacer, por lo que me aprovecharé de mi posición de "escritor" de poca monta para no tener que extenderme más allá de lo necesario.
Todo lo anterior no era lo que iba planteado para este post, supuestamente dedicado al escritor Isaac Asimov.
Hace meses vi la película "Yo, Robot". Como dije arriba me parece un resultado medianamente lógico para lo que yo habría hecho. La película consta de grandes momentos (normalmente relacionados con el Robot) intercalados entre escenas de acción estándar y una actuación nada destacable de Will Smith.
De hecho, los actores humanos y los estándares son la peor parte de la película, que se vuelve bastante genial cuando se centran en lo que, supongo, eran los relatos cortos y originales de Isaac Asimov.
Al terminar la película me compré una recopilación de cuentos del propio autor. En la FNAC solo tienen la 1ª parte, cuando me acabe esta iré a exigir la segunda parte.
Durante meses mi animo no estaba para leer cuentos de ciencia dicción, así que se quedó muerto encima de la estanteria,pero ahora en Navidades no tenía ánimo para leer nada, así que probé con este libro.
¿Me gustó? Joder que si me gustó. Salvando las obvias diferencias en cuanto a calidad literaria e imaginación, este libro de cuentos lo podría haber escrito yo (obsérvese que si se salvan esas diferencias queda algo bastante diferente al libro en sí).
Relatos cortos, compactos, los hay que ocupan dos miseras páginas y no por ello son menos geniales. Grandes ideas desarrolladas simplemente hasta donde se debe llegar, sin ningún animo de alargarlas y exprimirlas hasta secarlas.
Sin embargo me quedo con un mal sabor de boca. Hay ideas ahí dentro que al leerlas me parecen tan obvias... eso se me podría haber ocurrido a mí... se me debería haber ocurrido, maldita sea. Lo que hace Asimov aquí no es solo contarme cuentos, me roba ideas.
Tengo un debate interno sobre si debo seguir leyendo este maravilloso libro de relatos cortos o si debo quemarlo, buscar todos sus ejemplares y quemarlos, y entonces comenzar a pensar ideas. Son tan obvias, me parecen tan espontáneas... pero no soy escritor. No soy Isaac Asimov, así que me dedicaré a leer, agacharé la cabeza y leeré la visión tan particular del Infierno que este genio de la Ciencia Ficción me ofrece.
Si el mundo es la reconstrucción de lo que nuestro cerebro recibe, puede que el autor de este diario no exista y que solo sea una malinterpretación.
miércoles, diciembre 29, 2004
martes, diciembre 28, 2004
8.9
El mundo es irónicamente cruel.
Ya hemos llegado al Siglo XXI. Hemos pasado el año 2000, lleno de maravillosas profecías y fuente inspiración para autores de todo tipo.
A lo largo del Siglo XX hemos dado un gran paso en nuestra faceta más diferencial, la Tecnología. Hemos logrado comprender superficialmente el gran sistema en el que estamos inmersos y lo hemos aprovechado todo en nuestro propio beneficio. Por primera vez conseguíamos modificar lo más básico para adaptarnos mejor. Más valdría decir que no nos adaptamos al mundo, sino que lo adaptamos a nosotros.
A mediados de siglo voces en la medicina auguraban el fin de las enfermedades. Nuestro conocimiento de la Biología había llegado a tal punto que lograríamos erradicar toda enfermedad, no más pandemias a nivel mundial.
Este discurso era el fiel reflejo que auguraba el total conocimiento de las teorías físicasa principios del Siglo XX.
Como fiel reflejo, tuvo su contestación natural. Unos años después comenzaban a brotar enfermedades, SIDA, Cáncer... nos recordaban nuestro lugar en el mundo.
Sin embargo, la humanidad siguió evolucionando y finalmente se dió cuenta de lo inemrsa que está en un sistema mucho más cercano e inmediato, el planeta Tierra.
El calentamiento global vino a advertirnos de que la naturaleza es un sistema muy complejo que quizás no debieramos tomarnos a la ligera. Los científicos descubrieron el desastre que llegaríamos a protagonizar.
Sin embargo, ahí todo seguía quedando en familia. Si la humanidad no toca el botón rojo no hay por que alarmarse. Todo está bien.
En el año 2004, a punto de llegar al 2005, el "planeta" está de celebraciones. Pero un día después de la llegada de Papá Noel, el Planeta, la Naturaleza, o nada en particular, deja sentir su presencia recordándonos que no somos más que una triste especie que depende de lo mismo que los demás.
Como dije, es irónico que en esta época divina, donde gran parte de la humanidad recuerda que somos la especie elegida por nuestro Dios y salvada por obra y gracia de su Hijo, 40.000 de nuestro contemporáneos se hayan visto sorprendidos por la fuerza de la aterradora verdad. Es irónico que sea el día siguiente del nacimiento del Salvador.
La crueldad viene tan solo por la exacta posición del epicentro, la unión de las placas tectónicas, que hace que las perdidas, las victimas y las posteriores epidemias ocurran en las zonas menos festivas del planeta, posiblemente.
Viendo las imágenes, y tratando de escapar del mundo real, no dejo de imaginarme como habrían vivido un acontecimiento así en épocas más antiguas y no puedo dejar de pensar en el dichoso Diluvio Universal.
"En fin, ya has hecho leña del arbol caido. ¿Contento?"
Feliz Día de los Inocentes.
Ya hemos llegado al Siglo XXI. Hemos pasado el año 2000, lleno de maravillosas profecías y fuente inspiración para autores de todo tipo.
A lo largo del Siglo XX hemos dado un gran paso en nuestra faceta más diferencial, la Tecnología. Hemos logrado comprender superficialmente el gran sistema en el que estamos inmersos y lo hemos aprovechado todo en nuestro propio beneficio. Por primera vez conseguíamos modificar lo más básico para adaptarnos mejor. Más valdría decir que no nos adaptamos al mundo, sino que lo adaptamos a nosotros.
A mediados de siglo voces en la medicina auguraban el fin de las enfermedades. Nuestro conocimiento de la Biología había llegado a tal punto que lograríamos erradicar toda enfermedad, no más pandemias a nivel mundial.
Este discurso era el fiel reflejo que auguraba el total conocimiento de las teorías físicasa principios del Siglo XX.
Como fiel reflejo, tuvo su contestación natural. Unos años después comenzaban a brotar enfermedades, SIDA, Cáncer... nos recordaban nuestro lugar en el mundo.
Sin embargo, la humanidad siguió evolucionando y finalmente se dió cuenta de lo inemrsa que está en un sistema mucho más cercano e inmediato, el planeta Tierra.
El calentamiento global vino a advertirnos de que la naturaleza es un sistema muy complejo que quizás no debieramos tomarnos a la ligera. Los científicos descubrieron el desastre que llegaríamos a protagonizar.
Sin embargo, ahí todo seguía quedando en familia. Si la humanidad no toca el botón rojo no hay por que alarmarse. Todo está bien.
En el año 2004, a punto de llegar al 2005, el "planeta" está de celebraciones. Pero un día después de la llegada de Papá Noel, el Planeta, la Naturaleza, o nada en particular, deja sentir su presencia recordándonos que no somos más que una triste especie que depende de lo mismo que los demás.
Como dije, es irónico que en esta época divina, donde gran parte de la humanidad recuerda que somos la especie elegida por nuestro Dios y salvada por obra y gracia de su Hijo, 40.000 de nuestro contemporáneos se hayan visto sorprendidos por la fuerza de la aterradora verdad. Es irónico que sea el día siguiente del nacimiento del Salvador.
La crueldad viene tan solo por la exacta posición del epicentro, la unión de las placas tectónicas, que hace que las perdidas, las victimas y las posteriores epidemias ocurran en las zonas menos festivas del planeta, posiblemente.
Viendo las imágenes, y tratando de escapar del mundo real, no dejo de imaginarme como habrían vivido un acontecimiento así en épocas más antiguas y no puedo dejar de pensar en el dichoso Diluvio Universal.
"En fin, ya has hecho leña del arbol caido. ¿Contento?"
Feliz Día de los Inocentes.
sábado, diciembre 25, 2004
Escepticismo
Cuando era más joven e iba al colegio, en clase de filosofía nos contaban algunas corrientees filosóficas. Sin duda, la corriente más maltratada era el escepticismo.
Claro. Dios es la Verdad, o eso nos suelen contar, luego si pones a un cristiano (bastante convencido, por cierto) que antes de comenzar la clase te hace rezar el Padre Nuestro (sí, a los 17 años) a explicar el escepticismo, es bastante extraño que vaya a dejar lugar a la duda. Si Dios es la Verdad, ¿como permitir negar la existencia de esa Verdad?
El resultado es sencillo. Una generación que directamente se rie del escepticismo, aunque no se hayan parado a pensar realmente si tiene o no alguna parte de verdad.
Pero ¿qué dice este hombre? ¿ya está liándome? ¿se ha apuntado a una secta escéptica? No, querido lector, simplemente iba a escribir sobre una cosa y mi mente ha decidido explorar el camino que tiraba en otra dirección. Veamos a donde llegamos.
Obviamente, leer la frase "La verdad no existe" puede dar risa. Si es verdadera, entonces ya existe una verdad. Si es falsa, es que existe.
Sin embargo, la interpretación que yo le doy ahora mismo no es tan directa.
Pensemos. ¿Es la Verdad un concepto externo a nosotros o interno?
Si platón apareciera por aquí nos hablaría de un plano donde existe la idea de la verdad y blabla... el Mundo de las ideas. Ahora bien, técnicamente hablando hay bastantes pocas pruebas de dicha existencia.
Sin embargo, la mayoría de nuestros enunciados se refieren a cosas externas. Es la gracia del lenguaje ¿no? describir lo externo.
Por ejemplo, decir que "2 es igual a 2" es algo muy obvio. En nuestra mente sabemos que es cierto, es Verdad. Ahora bien, ¿se corresponde con algo real?
Veamos, ¿son 2 manzanas cualquiera iguales a 2 manzanas cualquiera? Eso ya es algo más dudoso ¿no? Las manzanas no son todas iguales entre sí, de hecho, uno de los mayores misterios de la mente es nuestra capacidad para abstraernos de las diferencias de los objetos puntuales y atenernos a las cualidades similares.
Y aquí es a donde voy. Las verdades son tales siempre y cuando abstraigamos. 2 manzanas son iguales a dos manzanas si nos abstraemos de cualidades como el color, el olor... y nos atenemos al abstracto concepto de manzana.
El ser humano es lo que es por ser capaz de abstraerse de los infintos detalles y atender solo, no se sabe como, al fondo, al concepto.
Quizás los escépticos se preguntaran si nuestros conceptos abstractos se correspondían finalmente con la realidad, si esa verdad lógica e inmutable que existe en nuestras mentes existía en el exterior.
Sea como sea, quizás el escepticismo no sea tan rídiculo...
P.D: No quería hablar de esto, pero perdí el control del post en la 4ª linea. Quizás mañana lo intente de nuevo.
P.P.D: Quizás os esperaseis un post navideño. Juro que tengo uno en mente, pero tengo otros en cola... Si hasta hice un viaje a londres y no escribí nada de él...
Claro. Dios es la Verdad, o eso nos suelen contar, luego si pones a un cristiano (bastante convencido, por cierto) que antes de comenzar la clase te hace rezar el Padre Nuestro (sí, a los 17 años) a explicar el escepticismo, es bastante extraño que vaya a dejar lugar a la duda. Si Dios es la Verdad, ¿como permitir negar la existencia de esa Verdad?
El resultado es sencillo. Una generación que directamente se rie del escepticismo, aunque no se hayan parado a pensar realmente si tiene o no alguna parte de verdad.
Pero ¿qué dice este hombre? ¿ya está liándome? ¿se ha apuntado a una secta escéptica? No, querido lector, simplemente iba a escribir sobre una cosa y mi mente ha decidido explorar el camino que tiraba en otra dirección. Veamos a donde llegamos.
Obviamente, leer la frase "La verdad no existe" puede dar risa. Si es verdadera, entonces ya existe una verdad. Si es falsa, es que existe.
Sin embargo, la interpretación que yo le doy ahora mismo no es tan directa.
Pensemos. ¿Es la Verdad un concepto externo a nosotros o interno?
Si platón apareciera por aquí nos hablaría de un plano donde existe la idea de la verdad y blabla... el Mundo de las ideas. Ahora bien, técnicamente hablando hay bastantes pocas pruebas de dicha existencia.
Sin embargo, la mayoría de nuestros enunciados se refieren a cosas externas. Es la gracia del lenguaje ¿no? describir lo externo.
Por ejemplo, decir que "2 es igual a 2" es algo muy obvio. En nuestra mente sabemos que es cierto, es Verdad. Ahora bien, ¿se corresponde con algo real?
Veamos, ¿son 2 manzanas cualquiera iguales a 2 manzanas cualquiera? Eso ya es algo más dudoso ¿no? Las manzanas no son todas iguales entre sí, de hecho, uno de los mayores misterios de la mente es nuestra capacidad para abstraernos de las diferencias de los objetos puntuales y atenernos a las cualidades similares.
Y aquí es a donde voy. Las verdades son tales siempre y cuando abstraigamos. 2 manzanas son iguales a dos manzanas si nos abstraemos de cualidades como el color, el olor... y nos atenemos al abstracto concepto de manzana.
El ser humano es lo que es por ser capaz de abstraerse de los infintos detalles y atender solo, no se sabe como, al fondo, al concepto.
Quizás los escépticos se preguntaran si nuestros conceptos abstractos se correspondían finalmente con la realidad, si esa verdad lógica e inmutable que existe en nuestras mentes existía en el exterior.
Sea como sea, quizás el escepticismo no sea tan rídiculo...
P.D: No quería hablar de esto, pero perdí el control del post en la 4ª linea. Quizás mañana lo intente de nuevo.
P.P.D: Quizás os esperaseis un post navideño. Juro que tengo uno en mente, pero tengo otros en cola... Si hasta hice un viaje a londres y no escribí nada de él...
miércoles, diciembre 15, 2004
Don't Let Me Be Misunderstood
¿He hecho ya un post con este título? No estoy seguro.... pero bueno, a lo que iba.
Hace unos meses mantenía una conversación sobre mi falta de comunicación (tanto la estándar como la que se agrega en épocas de estrés) con un amigo. Aseguraba el muy osado que me preocupaba tan poco al comunicación Hombre-Hombre que en ocasiones mis frases resultan inaudibles, mis diálogos monólogos y mis conceptos demasiado abstractos.
No es algo que pienso rebatir y es algo en lo que procuro fijarme cuando no tengo la mente en otra cosa (a veces el descanso del vacío es otra cosa). Pero tampoco me preocupaba excesivamente porque en ese caso hablabamos de una explicación y siempre me podía excusar el hecho de que si algo no lo entendían podían preguntar.
Pero claro. Estupido de mí no soy capaz de extrapolar eso a lo realmente importante que, sí amigos soy yo, no es lo académico-educativo-científico, sino lo social.
Si yo te digo en bajito bla bla bla bla p-brana bla bla bla posiblemente no te importe nada no haberme oido. Si estoy sentado delante tuyo y solo digo átomo te reirás del idiota. Pero si, igual de inconscientemente, no me ocupo de desarrollar conceptos que en mi mente se hallan encapsulados en una sola palabra, cualquiera puede malinterpretarlo pero no darse cuenta de ello.
Si contamos las veces que me comunico, tampoco muchas, podemos pensar que no pasa nada preocupante, pero pueden ser conceptos importantes los que se pierden y que afecten de manera impercetible (para mi despiste, para él por ignorancia) pero decisiva.
Estoy escribiendo sobre ello y otra vez está comenzando a pasar. Me gustaría hablar sobre los detalles y matices que, desde mi burda experiencia social, puedo percibir pero me siento cansado y sin fuerzas para hacer algo que me supondría gran esfuerzo.
Sé que si hiciera otra cosa la energía quizás volviera, pero ahora me falla.
Solo puedo jurar y perjurar que lo siento. Siento lo que puede parecer vagancia o falta de interés y no es más que una incapacidad de controlar a mi cerebro. Siento los detalles o las palabras que puedan haberos llevado a equívoco. Siento los puñales involuntariamente afilados que os puedan haber llegado muy adentro. Y siento no poder demostraros que lo siento más.
Hace unos meses mantenía una conversación sobre mi falta de comunicación (tanto la estándar como la que se agrega en épocas de estrés) con un amigo. Aseguraba el muy osado que me preocupaba tan poco al comunicación Hombre-Hombre que en ocasiones mis frases resultan inaudibles, mis diálogos monólogos y mis conceptos demasiado abstractos.
No es algo que pienso rebatir y es algo en lo que procuro fijarme cuando no tengo la mente en otra cosa (a veces el descanso del vacío es otra cosa). Pero tampoco me preocupaba excesivamente porque en ese caso hablabamos de una explicación y siempre me podía excusar el hecho de que si algo no lo entendían podían preguntar.
Pero claro. Estupido de mí no soy capaz de extrapolar eso a lo realmente importante que, sí amigos soy yo, no es lo académico-educativo-científico, sino lo social.
Si yo te digo en bajito bla bla bla bla p-brana bla bla bla posiblemente no te importe nada no haberme oido. Si estoy sentado delante tuyo y solo digo átomo te reirás del idiota. Pero si, igual de inconscientemente, no me ocupo de desarrollar conceptos que en mi mente se hallan encapsulados en una sola palabra, cualquiera puede malinterpretarlo pero no darse cuenta de ello.
Si contamos las veces que me comunico, tampoco muchas, podemos pensar que no pasa nada preocupante, pero pueden ser conceptos importantes los que se pierden y que afecten de manera impercetible (para mi despiste, para él por ignorancia) pero decisiva.
Estoy escribiendo sobre ello y otra vez está comenzando a pasar. Me gustaría hablar sobre los detalles y matices que, desde mi burda experiencia social, puedo percibir pero me siento cansado y sin fuerzas para hacer algo que me supondría gran esfuerzo.
Sé que si hiciera otra cosa la energía quizás volviera, pero ahora me falla.
Solo puedo jurar y perjurar que lo siento. Siento lo que puede parecer vagancia o falta de interés y no es más que una incapacidad de controlar a mi cerebro. Siento los detalles o las palabras que puedan haberos llevado a equívoco. Siento los puñales involuntariamente afilados que os puedan haber llegado muy adentro. Y siento no poder demostraros que lo siento más.
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