viernes, abril 14, 2006

Las Cuatro Estaciones de Walt Disney

En los últimos meses he reencontrado algunos enlaces con mi infancia (o lo que debería haber sido) que tenía muy perdidos. Es algo que me hace mucha ilusión y me aporta cierta felicidad que me ayuda a sobrellevar el día a día (que no me quejo de él, pero me ayuda a hacerlo mejor).

Una de esas cosas que he redescubierto ha sido Disney. Yo comencé a ver algo de Disney cuando empecé a ir al cine. No recuerdo muy bien cual fue la primera película que vi, pero ya había pasado la época de las películas míticas que aquí llegaban dobladas con acento mexicano (creo).

Así que cuando hace poco me ofrecieron ver Bambi, me animé. No soy un hombre de prejuicios contra Disney (la Ciencia no está reñida con él y aún hay veces que veo un capítulo de las viejas Pato Aventuras), así que simplemente me puse a ver una película que podía gustarme o resultarme muy aburrida y de la que no sabía nada, excepto que su madre moría*.

Y es curioso, porque a pesar de no tener ningún prejuicio, jamás la hubiera visto por mi mismo. Simplemente, no habría surgido.

Aquí es donde damos un pequeño salto y nos vamos hasta la otra parte del título, las Cuatro Estaciones de Vivaldi.

No soy un gran entendido en esto de la música, así que no quiero que nadie se me eche las manos a la cabeza con las comparaciones. Tampoco tengo conocimientos para analizar todas las implicaciones de la obra del compositor, así que simplemente intentaré recordar cosas de mi época de clase de Música con aquella vieja bruja.

Las estaciones de Vivaldi tienen una gran cualidad y es que, mediante la música, tratan de hacerte vivir todos los aspectos de la vida a través de las cuatro estaciones del año.

Así, vives las inclemencias del duro Invierno, sientes la emoción del despertar de los pájaros en Primavera, la crudeza de la caza, las tormentas de Verano y la caida de las hojas en Otoño.

Tampoco recuerdo muy bien todos los movimientos ni lo que pasaba en cada época del año, solo tengo ya ligeros recuerdos de la última vez que las escuché. Lo importante es como Vivaldi te transmitía la emoción, la tranquilidad o la dureza con tanta intensidad.

Que no dudo que muchos otros compositores lo puede hacer igual, o incluso mejor, pero no me he encontrado con uno que lo haga sobre temas tan naturales y de una manera tan efectiva, aunque supongo que el haber contado con una explicación bastante detallada habrá ayudado mucho.

Ahora volvamos a Bambi. Para algunos es una mera película de Dibujos Animados (allá ellos). Para otros puede ser una mera película ñoña (pues allá ellos también, que se le va a hacer). Para algunos el punto fuerte puede residir en la amistad entre Bambi, Tambor y Flor. Para otros en la trágica muerte.

Para mí, el momento cúlmen de la película se da mucho antes de todo eso. Para mí fue cuando comenzó a sonar la sinfonía del Bosque. Los pájaros cantando, el viento en los árboles... instantáneamente todo me recordó a las Cuatro Estaciones y pensé que Disney había creado una pequeña maravilla.

Ya está. Le gustó porque es un pedante de la Música Clásica.

Sobre eso podría escribir un post entero... No. Me hizo reir (no llorar, lo siento), me entretuvo y me gustó entera. Pero esos minutos musicales para mi fueron lo mejor de la película.

Y es que luego, ya más cercano al presente, volví a ver otra película de Disney, en esta ocasión "La Dama y el Vagabundo". Esta película tiene una estructura algo más clásica, pero sin embargo volvía a mostrar esas muestras de musicalidad (especialmente en la secuencia en que la pequeña Reina se intenta escapar de la cocina y sube las escaleras).

Creo que esas películas antiguas de animación tienen una calidad mayor que las que hacen ahora (no hablo de calidad técnica, sino de calidad) y aún tengo que ver algunas otras, pero apostaría a que todas integran de una manera mucho mejor esta musicalidad que las películas más modernas que nos llegan ahora.

Pues es, si podeis, ved Bambi. Disney hizo sus Cuatro Estaciones.

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*NOTA: Imagínense que siempre había pensado que Bambi era una cervatilla.

3 comentarios:

El Aprendiz dijo...

¿El Duel of the Fates en el que muere el mejor personaje de la última trilogia? Ah perdona, que Episodio I no es una película infantil (JA).

Recuerdo una conversación en La Botica sobre la necesidad de sobreproteger a los niños. Como película infantil, cualquiera de las mencionadas le da mil vueltas a cualquiera de las actuales (algunas de las cuales hace Disney).

Rochgs dijo...

Actualmente se siguen haciendo algunas grandes películas de animación que, afortunadamente, no son tan pusilánimes como para evitar la tragedia,

Los niños son jovenes, no estupidos. Y tienen tanto derecho como los adultos a ser tratados como personas íntegras, más debiles, pero integras. Si un adulto no puede realizarse como persona sin presencias negativas, tampoco podra hacerlo un niño.

Respecto a la música. Wagner es un gran operista --QUIZAS el mejor-- pero en composiciones instrumentales me gustaria saber que has escuchado tu [dulivan] suyo que merezca tamaño desprecio por Vivaldi --del que, por otro lado, me gustaria saber, también, cuanto has escuchado--.

Por lo demas, no se dice "puaj", se dice "no me gusta".

Rochgs dijo...

Vayamos por partes.

En primer lugar, no puedo evitar leer una cierta demonización de mi post --y tal vez del del Aprendiz-- acusándonos de criticar --en su segunda y negativa acepción-- tus opiniones, escudándote en la subjetividad de las mismas.

Bueno, cuando uno hace publica su opinión permite, implícitamente, que otros opinen, a su vez, sobre ella. Queda muy populista escudarse en que cada uno tiene sus gustos para limitar las opiniones hasta la de uno mismo, generando la falsa impresión de censores,

Tu tienes tus gustos y los expresas --con peores o mejores formas-- y yo, no solo lo respeto, sino que me parece genial. Pero el mismo derecho tengo yo a esgrimir argumentos objetivos e impresiones subjetivas sobre ellos.

Este postulado sirve perfectamente para responder a tu pregunta sobre las diferencias entre Eric Clapton y Bustamante. En el contexto en que la planteas, la respuesta es "ninguna". Cada uno tendrá sus gustos y me parece genial, pero yo soy plenamente libre de opinar, desde el respeto, sobre dicho gusto y sobre la calidad musical de ambos artistas y eso no implica ni que este censurando a nadie ni siquiera que quiera cambiar tus gustos.

Sin embargo, aunque las opiniones personales --en su mayoría-- deben ser respetadas, eso no implica que no se pueda exigir la mayor objetividad, humanamente posible, en según que temas. La educación es uno de ellos. Este tema, por un lado, influye en la vida de otras personas --de los niños directamente y de la sociedad posteriormente-- y por otro, no aporta ningún beneficio emocional directo el que se pliegue a tus gustos. Por tanto, es perfectamente razonable exigir argumentaciones objetivas --repito, dentro de lo humanamente posible-- y sensatas dada la trascendencia de la cuestión y lo innecesario de su subjetivación.

Respecto a tus gustos musicales, probablemente lo tuyo si que sean las Operas. Amparandome en tu argumento de la transmisión de emociones, no hay música más orientada a la comunicación directa con el público que la Barroca (Vivaldi, Bach, Ravel...) a excepción de los melodramáticos (en plan Tchaickosky). pero sin duda, las Operas son carisma y emoción hechas música (Wagner especialmente). En cualquier caso, si las 4 Estaciones no te aportan emociones, probablemente sea mejor que pases de Vivaldi.

Centrandonos ahora en lo que quizás sea la raíz y el tema principal de todo esto, es decir, la corrección de la onomatopeya "puaj" como sinónimo de total falta de aprecio, comentar solo que en esto de la comunicación no vale con lo que tu opines. Que puede ser muy respetable, pero no sirve.

Cuando uno emplea cualquier termino o expresión, por la propia naturaleza de la comunicación, debe tener más en cuenta lo que van a significar las palabras para el receptor que para si mismo. Y "puaj", que es la onomatopeya correspondiente al sonido que hacemos instintivamente ante aquellas cosas más desagradables y despreciables, esta socialmente considerado como un desprecio --lógico, por otro lado--.

En este tema no tiene sentido ponerse en plan "rechazo a la sociedad" ni milongas así. La comunicación sirve para comunicarse y, sinceramente, emplearla solo para ti mismo resulta bastante futil y algo ridículo.

Ya para finalizar, solo añadir que tu postura respecto a la posibilidad de que otras personas te hagan cambiar de gustos u opiniones es poco sabia. Pero eso va, principalmente, en tu detrimento, así que tu sabrás.