martes, febrero 06, 2007

El auténtico Código Da Vinci

Ahora que he atraido más visitas accidentales a mi blog, que deben estar buscando esto (ains), podemos pasar al comentario de una de mis últimas lecturas, Cuadernos de Leonardo Da Vinci.

El libro, a priori, es como una edición más barata del enorme libro de Leonardo Da Vinci que cuesta una burrada y que no se debería tener en una casa si no tienes un sitio donde tenerlo bien. Cuando lo indagas descubres que el libro no es el hermano menor de nadie, sino que es un libro con entidad propia.

Es una recopilación (la primera al parecer) de los cuadernos que Da Vinci fue rellenando a lo largo de toda su vida mientras hacía unas cuantas obras maestras. Podríamos asimilarlo a esa libretita que todos los niñitos que se creen guays tienen en su mochila y en la que apuntan cosas de los proyectos e ideas que se le ocurren. Vamos, como yo pero apuntando algo en ellos.

Tenemos así reflexiones de cosas tan interesantes como actitudes personales, aspectos científicos del arte... y de cosas tan aparentemente poco interesantes como la forma en la que se deben repartir las puertas de una casa grande para que el servicio no moleste a los señores.

Por algunas de sus reflexiones me han dicho que me parezco un poco a él (en forma de pensar, no en conocimientos ni genialidad, claro). La verdad es que leyendo alguna de sus frases me he visto un poco reflejado y otras me han hecho reflexionar.

El libro comienza con una corta introducción para a continuación dejarte con todas las anotaciones e ilustraciones de Da Vinci, sin meter elementos externos, así que creo que puede ser buena idea que les deje con algunas de las reflexiones que más me han gustado, sin más. Total, para comentar ya están los comentarios ¿no?

No haga como algunos pintores, que, cuando están cansados de ejercitar su imaginación intentan olvidarse del trabajo y hacer un poco e ejercicio caminando, para relajarse; la fatiga permanece en su mente, que no aprehende los objetos que ve [a su alrededor].


El pintor que dibuja simplementa a base de práctica y a ojo, sin ninguna razón, es como un espejo que copia todo lo que tiene delante sin ser consciente de la existencia de esas cosas.


Tome nota con unos trazos ligeros en un pequeño cuaderno que debería llevar siempre consigo. Conviene que sea de papel teñido, que no se pueda borrar, sino que haya que cambiar el viejo [una vez lleno] por otro nuevo, ya que estos apuntes no deberían borrarse nunca.


Del mismo modo que comer en contra de la inclinación es perjudicial para la salud, estudiar sin deseo estropea la memoria, que no retiene nada de lo que toma.


La adquisición de cualquier conocimiento siempre es útil para el intelecto, porque podrá desterrar las cosas inútiles y retener las buenas. Pues nada puede apreciarse ni odiarse si no se conoce primero.


La desgracia más amarga es cuando la visión va por delante de la obra.


Hay algunos que no son más que un paso para la comida, que acrecentan el excremento y llenan las letrinas, pues no producen ninguna otra cosa en el mundo ni ningún efecto positivo, y es que de ellos no resulta otra cosa que letrinas llenas.


Tan grave error es hablar bien de un hombre despreciable como hablar mal de un buen hombre.


Ningún hombre que sacrifique el honor por las ganancias tiene capacidad para virtud.


Los hombres se equivocan cuando lamentan el paso del tiempo, acusándolo de ser demasiado rápido, sin percibir que es suficiente cuando pasa.


La vida, si se vive bien, es larga.

2 comentarios:

Rochgs dijo...

«Del mismo modo que comer en contra de la inclinación es perjudicial para la salud, estudiar sin deseo estropea la memoria, que no retiene nada de lo que toma.»

Grande.

María dijo...

La verdad es que en algunas de las reflexiones que me habías comentado sí que parecía reflejarse tu forma de pensar. Pero creo que no era en ninguna de las que has puesto.

Me alegro de que te gustase el libro. El hermano mayor de este siempre puedes pedírselo a K., aunque esta vez cargas tú con él... otra vez :P