Hace unos días un amigo me envió una invitación de Twitter .
Twitter es un sitio de lo que se ha dado en llamar microblogging. Perdón, es EL sitio de microblogging* . ¿Qué es un microblog? Pues un blog normal pero en que los posts son minúsculos, tan pequeños que no te da tiempo (más bien espacio) a desarrollar nada. Por ejemplo, la explicación anterior sería demasiado grande para un micropost de twitter.
Personalmente, no me gusta. Soy consciente de que puede tener algún uso interesante (es mucho más sencillo que un blog), pero desde el punto de vista de la comunicación no me parece tan interesante como un blog real.
Al restringir el tamaño de los posts, éstos se convierten más en una especie de diario de "qué estoy haciendo ahora", "que siento ahora mismo" y cosas así. Dentro del terreno de los blogs, esos son los que primero suelo abandonar. No me gustan los blogs "erótico-festivos" en que me comentan cosas puntuales y personales que no me llevan más allá, y Twitter tiene todas las papeletas para ser eso.
Entre los blogs conocidos siempre hay posts en que nos decimos el estado de ánimo en que nos encontramos, lo que leemos o vemos en el cine, o lo que hemos estado haciendo en los últimos tiempos. Sin embargo, en un blog tienes más espacio para desarrollar el tema y para que tu lector (al menos yo) comprenda lo que quieres transmitirle.
El uso que sí le veo a Twitter es el de ese saco de arena en el que descargarse cuando estás delante del ordenador trabajando y llevas atascado unos minutos.
Por otra parte, no me parece que haya opciones de comentarios sino que, en Twitter, todo funciona mediante conversaciones. Para ello, como no, hay que unirse a Twitter, lo cual restringe la participación en Twitter a los propios usuarios de Twitter, y eso no me gusta. Amén de que el sistema de conversaciones lia demasiado (para mi gusto) la interfaz, y es que puede resultar complicado seguir conversaciones a través de múltiples microblogs.
Por lo que veo, gracias a Operator, cuenta además con soporte para microformatos, aunque al ser un sistema bastante simple son menos completos que, por ejemplo, en el caso de Last.fm.
Pero me gusta todo este mundillo web y Twitter forma parte de él. Así que voy a darle una oportunidad y voy a experimentar un poco. Quizás me sorprenda, pero la verdad es que le auguro poco futuro...
NOTAS:
*Que gracioso. Llevo meses pensando que Google había comprado Twitter y FaceBook (otra aplicación bastante popular). Estaba buscando el enlace de la noticia (http://www.genbeta.com/2007/12/28-confirmado-google-compra-facebook-y-twitter), lo encontré y lo estaba poniendo ya cuando me di cuenta de que en la URL ponía "2007/12/28". Pues nada, una inocentada que pillo 2 meses tarde. Eso sí, Google compró Jaiku, la competencia de Twitter (y esta vez no parece coña).
Si el mundo es la reconstrucción de lo que nuestro cerebro recibe, puede que el autor de este diario no exista y que solo sea una malinterpretación.
miércoles, febrero 20, 2008
domingo, febrero 03, 2008
Un pequeño inconveniente
Poco antes de navidades vi en las estanterías de la FNAC Un pequeño inconveniente, el nuevo libro de Mark Haddon, autor de El curioso incidente del perro a medianoche, del que ya hablé en su momento.
El curioso incidente me encantó, como dije en su día, así que tenía ganas de leer este segundo libro, a ver como evolucionaba el escritor. Por eso en Navidades lo pedí y en mi cumpleaños, creo, me lo regalaron. Empecé a leérmelo enseguida y ayer ya me lo terminé, lo cual teniendo en cuenta que no le dedicaba mucho tiempo de lectura al día, no es una mala marca.
El libro es muy diferente a El curioso incidente, lo cual puede causar que a mucha gente le resulte decepcionante. Sin embargo, como libro no es nada malo. La obra tiene buen ritmo, un buen conjunto de sorpresas y giros y un estilo narrativo que le da el valor suficiente para convertirlo en un buen libro.
La historia es, a priori, menos atractiva que la de su anterior libro:
En principio la historia es como la de tantos otros libros sobre familias con problemas y me hizo pensar que igual Mark Haddon se había ido por derroteros menos interesantes. Sin embargo, después de su anterior libro tuve fe en que la historia estuviera bien tratada.
La verdad es que no decepcionó. Los personajes tienen un toque familiar, que te hace pensar un poco sobre la manera de las personas de llevar su vida, pero a la vez tiene un toque histriónico que aleja la historia de una incómoda cercanía, llevándola al terreno de una comedia poco pastelosa.
Los personajes tienen un carácter irónico, reservado y cínico que les hace bastante interesantes, les dota de una vida interior rica (aunque desordenada) y te los presenta como islas en medio del mar de los acontecimientos, cercanos entre si pero aislados.
Por otra parte, la novela me recuerda de manera exagerada (como una buena fábula) las consecuencias que la disposición de las personas puede tener para su entorno, y para ellos mismos, y reconozco haberme sentido identificado en más de una ocasión con más de uno de los personajes.
Dentro de mi ignorancia (solo la vi una vez, y hace tiempo), compararía esta obra con American Beauty, aunque con una diferencia fundamental, la evolución de los personajes. Y es que en la película los personajes evolucionan a través del tiempo, llegando a una mayor compresión de si mismos y los que le rodea, hasta llegar al final de la película. En el libro, en cambio, los personajes más que evolucionar sortean (o sufren) los diversos incidentes, tropezando con sus mismos errores. De este modo, mientras que la película tiene una razón para comenzar y terminar, el libro podría haber durado 100 páginas más, o 100 páginas menos.
Eso no quiere decir que sobre páginas al libro. A medida que avanzas y las vidas de los protagonistas comienzan a torcerse el libro comienza a convertirse en algo adictivo. En los últimos capítulos me costaba dejar el libro a un lado y seguir con la vida real, quería seguir sabiendo más acerca de la vida de los Hall.
Muy llamativo es la narración de los últimos capítulos, en los que los acontecimientos se solapan y se repiten una y otra vez, pero mostrándotelo siempre desde el punto de vista particular de uno de los protagonistas, dedicando cada capítulo a un personaje en concreto acentuando aún más la sensación de aislamiento e incomunicación.
He tratado de comentar el libro sin destripar el argumento más allá de lo que lo hace la parte de atrás del libro (y creedme, no es mucho). Si os gustó El curioso incidente por algo más que por el argumento, quizás deberíais darle una oportunidad a Un pequeño inconveniente, un libro diferente pero que cuenta con el mismo estilo de su autor.
Eso si, no vayáis esperando encontraros con otro perro a medianoche. Christopher se ha ido y ahora nos metemos en la mente de los Hall.
El curioso incidente me encantó, como dije en su día, así que tenía ganas de leer este segundo libro, a ver como evolucionaba el escritor. Por eso en Navidades lo pedí y en mi cumpleaños, creo, me lo regalaron. Empecé a leérmelo enseguida y ayer ya me lo terminé, lo cual teniendo en cuenta que no le dedicaba mucho tiempo de lectura al día, no es una mala marca.
El libro es muy diferente a El curioso incidente, lo cual puede causar que a mucha gente le resulte decepcionante. Sin embargo, como libro no es nada malo. La obra tiene buen ritmo, un buen conjunto de sorpresas y giros y un estilo narrativo que le da el valor suficiente para convertirlo en un buen libro.
La historia es, a priori, menos atractiva que la de su anterior libro:
Pasen y conozcan a la familia Hall, un entrañable clan al borde de un ataque de nervios colectivo y sincronizado. El padre, George, afronta la jubilación construyendo un estudio en su jardín y haciendo la vista gorda ante la aventura extraconyugal de su esposa, Jean. Ella encuentra cada vez más complicado citarse con su amante ahora que su marido anda todo el día en casa. Para colmo, los hijos se han emparejado de la peor forma posible: él con una persona del mismo sexo, ella con alguien que simplemente no está a la altura. A medida que se acerca el día de la boda de Katie, todos tendrán que enfrentarse a sus miedos para poner orden en sus atribuladas vidas.
En principio la historia es como la de tantos otros libros sobre familias con problemas y me hizo pensar que igual Mark Haddon se había ido por derroteros menos interesantes. Sin embargo, después de su anterior libro tuve fe en que la historia estuviera bien tratada.
La verdad es que no decepcionó. Los personajes tienen un toque familiar, que te hace pensar un poco sobre la manera de las personas de llevar su vida, pero a la vez tiene un toque histriónico que aleja la historia de una incómoda cercanía, llevándola al terreno de una comedia poco pastelosa.
Los personajes tienen un carácter irónico, reservado y cínico que les hace bastante interesantes, les dota de una vida interior rica (aunque desordenada) y te los presenta como islas en medio del mar de los acontecimientos, cercanos entre si pero aislados.
Por otra parte, la novela me recuerda de manera exagerada (como una buena fábula) las consecuencias que la disposición de las personas puede tener para su entorno, y para ellos mismos, y reconozco haberme sentido identificado en más de una ocasión con más de uno de los personajes.
Dentro de mi ignorancia (solo la vi una vez, y hace tiempo), compararía esta obra con American Beauty, aunque con una diferencia fundamental, la evolución de los personajes. Y es que en la película los personajes evolucionan a través del tiempo, llegando a una mayor compresión de si mismos y los que le rodea, hasta llegar al final de la película. En el libro, en cambio, los personajes más que evolucionar sortean (o sufren) los diversos incidentes, tropezando con sus mismos errores. De este modo, mientras que la película tiene una razón para comenzar y terminar, el libro podría haber durado 100 páginas más, o 100 páginas menos.
Eso no quiere decir que sobre páginas al libro. A medida que avanzas y las vidas de los protagonistas comienzan a torcerse el libro comienza a convertirse en algo adictivo. En los últimos capítulos me costaba dejar el libro a un lado y seguir con la vida real, quería seguir sabiendo más acerca de la vida de los Hall.
Muy llamativo es la narración de los últimos capítulos, en los que los acontecimientos se solapan y se repiten una y otra vez, pero mostrándotelo siempre desde el punto de vista particular de uno de los protagonistas, dedicando cada capítulo a un personaje en concreto acentuando aún más la sensación de aislamiento e incomunicación.
He tratado de comentar el libro sin destripar el argumento más allá de lo que lo hace la parte de atrás del libro (y creedme, no es mucho). Si os gustó El curioso incidente por algo más que por el argumento, quizás deberíais darle una oportunidad a Un pequeño inconveniente, un libro diferente pero que cuenta con el mismo estilo de su autor.
Eso si, no vayáis esperando encontraros con otro perro a medianoche. Christopher se ha ido y ahora nos metemos en la mente de los Hall.
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