P: ¿Viste lo de ese marroquí que se bebió una botella de ácido clorhídrico y se murió?
B: Normal.
P: ¿Normal? ¡Fascista de mierda!
B: ¿Qué?
P: Así que te parece bien ¿no?
B: No... pero si bebes una botella de ácido clorhídrico... Lo normal es que mueras.
P: Pero la confundió con agua.
B: Vale... Si yo no digo que el chico tuviera la culpa. Solo digo que es normal que te mueras si te la bebes.
P: Había que prohibir el ácido clorhídrico.
B: Bueno ya, pero es que se usa en muchos laboratorios y demás...
P: ¡Eso claro! Entonces propones que den a todos una botella de ácido clorhídrico!
B: ¿Qué?
Por lo que se ve, el mundo ha seguido rodando durante la Euskal, pero no son buenos tiempos. El sentimiento que me inunda ahora es el que debía tener Gandalf cuando veía venir la tormenta, algo así como "Dios, la que viene... Y yo no puedo detenerlo solo".
Durante este aciago fin de semana la policia londinense se ha cargado a un pobre joven brasileño tras confundirlo con un terrorista suicida.
Y ahora que han llegado aquí el lado racional de mi cerebro y el lado reptiliano, continuemos con el post.
Por un lado, resulta muy claro que ha sido un error catastrófico, como siempre que se ejecuta a un inocente por un crimen que nunca cometió (por eso es inocente, pero había que dejarlo claro). Creo que todos estamos de acuerdo a este nivel, veo a los dos lados del cerebro tomándose una copa de fino vino francés.
Pero claro, un error aparece en escena y siempre que esto pasa hay que buscar un culpable. En este caso los culpables son 20* policias de Londres, que son los que dispararon. Es cierto que tenían ordenes de arriba de disparar a todo sospechoso, pero no dejan de ser personas independientes capaces de desobedecer una orden.
Ahora llegamos al primer punto conflictivo. ¿Deben desobedecer esa orden? No se me malinterprete, no quero decir que los agentes de la ley deban ser meros robots. Sin embargo, se supone que las ordenes las reciben de estamentos que están bastante más preparados que el ciudadano medio y que deberían saber, más o menos, como controlar estas situaciones.
Vaya, el lado reptiliano ha roto la botella de vino y está tratando de apuñalar con ella al lado racional. Claro, esto sería conceder el total voto de confianza a nuestra clase dirigente... Sin embargo, ellos no dejan de ser personas que se pueden equivocar, y dejar toda nuestra confianza y voluntad en ellos puede entrañar unos riesgos demasiado grandes que George Orwell o Aldous Huxley ya reflejaron bastante bien en libros como para ponerme a decir tonterias ahora.
Pero hemos tocado un punto importante en la disertación. Los gobernantes no son más que personas. Pero ¿qué son los policias? Pues eso, personas. Sí claro, han sido preparados y entrenados para soportar situaciones de gran tensión, es su trabajo. ¿Han sido entrenados para esto? Me rio con solo pensarlo. Dudo que en las prácticas de la policia introduzcan una situación de psicosis tal y como la que se vive ahora.
¿Como reaccionaría una persona normal en este caso? Pues he aquí el gran problema. He visto a grandes tertulianos discutirlo en la radio. Incluso he visto a personas inteligentes haciéndolo. Y todas las discusiones tienen algo en común, duran mucho tiempo.
Cada persona adopta una posición y rara vez cambian de lado, pero en todas las ocasiones que he visto unos y otros se argumentan y contraargumentan. Cada argumento es una respuesta al anterior hasta que varios minutos después la discusión entra en un bucle, o se acaba, y no aparecen nuevos argumentos. Pero ya se han gastado varios minutos.
El policia en cambio no tiene minutos, ni siquiera segundos para reaccionar. Da el alto a alguien con una mochila (personalmente, me daría igual el color de su cara) y ese alguien echa a correr. Por lo que tengo entendido el fallecido corrió hasta la estación del metro.
Desde mi punto de vista los agentes hicieron algo muy humano. Su lado reptiliano corría por delante de ellos con el dedo en el gatillo, sin embargo, el lado racional les impidió disparar mientras el sujeto no se encontraba en un lugar lleno de gente, es decir, la calle.
Curiosamente, este es uno de los puntos que se critican acerca de su actuación, porque lo que hicieron fue poner las vidas de otros en peligro. Si no me equivoco, eso lo dijo un familiar del fallecido.
Como decíamos, el lado reptiliano corría y corría. Entonces, el joven entra en el metro, se salta las barreras de seguridad y se dirige a la Plataforma Norte. En este instante el lado racional se deshace.
La situación es la siguiente. Un hombre sospechoso, con un paquete sospechoso, huye desde la calle hasta una zona poblada del metro de Londres. El lado racional aquí no sirve de mucho. El policia no se pudo permitir pensar mucho y tuvo que dejar salir el instinto, la bestia que lleva dentro, el lado reptiliano, y actuar.
Por supuesto que fue un error. Espero que indemnicen a la familia y que los policias pidan perdon, si no lo hicieron ya. No me involucra emocionalmente y eso es lo que me permite estar tan clamdo. Si fuera un familiar o un amigo posiblemente mi lado reptiliano clamara más justicia. Yo me puedo permitir usar el racional.
Lo anterior no quita que siga viendo normal la reacción de los agentes de policia, teniendo en cuenta las circunstancias. Porque, al fin y al cabo, al entrar en la policia no te extraen la naturaleza humana, no te dejan sin lado reptiliano del cerebro. Me acuedo que en "Yo, Robot" Will Smith se quejaba acerca de los robots porque eran capaces de calcular las situaciones de riesgo en probabilidades y siempre hacían lo más favorable, no lo mejor. El policia medio no es cpaaz de hacerlo.
Pues eso, que seguimos siendo seres humanos, y que somos nosotros y nuestras circunstancias. Esto no se reduce a "Han matado a un inocente". Más bien es un "Han matado a un chico al que dieron el alto y echó a correr, que se dirigió hacia una estación de metro un día después de un intento de atentado con un bulto sospechoso y que no se detuvo ante los gritos de los policias, y que resultó ser inocente".
Porque es curioso, la causalidad no puede viajar hacia atrás en el tiempo**, es decir, un efecto no puede preceder a su causa. Sin embargo juzgamos a esos hombres por algo que se supo después, que el desafortunado era inocente. Me pregunto que hubiera pasado si hubiera sido terrorista, si habríamos alabado su habilidad.
Pues eso, obviamente no me parece bien que asesinen a alguien. Los errores, por lo general, no me parecen bien. Sin embargo, este error, como muchos otros, me parecen normales.
P.D: Por favor, incluyan en sus comentarios cuantos puntos de fascista he ganado hoy. Mi familia ya vuelve a creer que voto a la falange.
* NOTA: Según los testigos, 20 agentes corrían tras el desafortunado joven.
** NOTA: Se podría decir que es la razón más filosófica contra los viajes en el tiempo. El ejemplo más claro es el problema del asesino de su propio abuelo.
Si el mundo es la reconstrucción de lo que nuestro cerebro recibe, puede que el autor de este diario no exista y que solo sea una malinterpretación.
jueves, julio 28, 2005
miércoles, julio 27, 2005
Van Morrison (Toma 1)*
Estos han sido unos días de total paz y tranquilidad. Después del año más ocupado y estresante que logro recordar en mi corta vida, un descanso de una semana ha sido lo justo y necesario para lograr sobrevivir con mi ritmo actual de vida.
Sí vale, mi vida no es un desenfreno de acción, pero este año he tenido bastantes proyectos en marcha y a la vez y esas cosas se van acumulando en mi cabeza y al final acabo con un estrés considerable.
El verano tampoco lo mejoró, porque a pesar de que tenga buen nombre yo sigo trabajando en la web de la EUITIO y eso es de todo menos relajante. La verdad es que el trabajo no está bien pagado, pero aún así me encanta. Siento que elt rabajo es bien valorado y encima es una manera de "investigar".
Vale, no descubriré un nuevo planeta con esto, pero es una manera de aprender cosas que de otra manera no sabría y es lo más cercano que tengo por ahora a un trabajo de verdad. Además, trabajo con otra gente.
En principio trabajé con W y fue algo muy bueno y gratificante. Para comenzar a trabajar con una tecnología que, para qué negarlo tampoco conocía demasiado bien, tener a alguien como W es toda una ayuda. No solo es un genio y trabaja muy bien (aparte del tiempo libr que tenía el cabrón), sino que te enseña lo que le preguntes.
Luego W se tuvo que ir (algunos dicen que tuvo un problema con los guionistas de la serie) y atterizó L en el lugar.
El trabajo con L es diferente (más que nada porque se suponía que yo era el que llevaba algo más de tiempo). Es posible que dentro del caos organzativo nos compenetremos mejor, pero seguramente esto se reflejará mejor cuando tengaos horarios simultáneos, no como ahora.
Me encanta trabajar con amigos, la verdad. Soy una persona que necesita de bastante tiempo para comenzar a conocer a la gente. Y no me refiero a conocer una persona de hace años, sino bastante tiempo andando con ella. Lo que a muchos otros les puede resultar medianamente obvio en lo que al comportamiento humano se refiere, a mi me cuesta bastante más. Por algo soy un chico poco empático y poco sociable.
Por eso trabajar con ellos me ayuda a meterme un poco más en su personalidad. Me ayudó estar unos meses con W y seguro que me ayuda estar más meses con L.
Bueno, en principio esto iba a ser un post sobre el concierto de Van Morrison, pero de nuevo el mind-writing me ha llevado hasta nuevos parajes.
Quizás luego intente escribirlo d enuevo (o mañana).
*NOTA: Normalmente el título es lo primero que escribo del post, para definir el tema. Esta vez se me fué, pero no quería cambiarlo demasiado, así que le puse lo de Toma 1.
Sí vale, mi vida no es un desenfreno de acción, pero este año he tenido bastantes proyectos en marcha y a la vez y esas cosas se van acumulando en mi cabeza y al final acabo con un estrés considerable.
El verano tampoco lo mejoró, porque a pesar de que tenga buen nombre yo sigo trabajando en la web de la EUITIO y eso es de todo menos relajante. La verdad es que el trabajo no está bien pagado, pero aún así me encanta. Siento que elt rabajo es bien valorado y encima es una manera de "investigar".
Vale, no descubriré un nuevo planeta con esto, pero es una manera de aprender cosas que de otra manera no sabría y es lo más cercano que tengo por ahora a un trabajo de verdad. Además, trabajo con otra gente.
En principio trabajé con W y fue algo muy bueno y gratificante. Para comenzar a trabajar con una tecnología que, para qué negarlo tampoco conocía demasiado bien, tener a alguien como W es toda una ayuda. No solo es un genio y trabaja muy bien (aparte del tiempo libr que tenía el cabrón), sino que te enseña lo que le preguntes.
Luego W se tuvo que ir (algunos dicen que tuvo un problema con los guionistas de la serie) y atterizó L en el lugar.
El trabajo con L es diferente (más que nada porque se suponía que yo era el que llevaba algo más de tiempo). Es posible que dentro del caos organzativo nos compenetremos mejor, pero seguramente esto se reflejará mejor cuando tengaos horarios simultáneos, no como ahora.
Me encanta trabajar con amigos, la verdad. Soy una persona que necesita de bastante tiempo para comenzar a conocer a la gente. Y no me refiero a conocer una persona de hace años, sino bastante tiempo andando con ella. Lo que a muchos otros les puede resultar medianamente obvio en lo que al comportamiento humano se refiere, a mi me cuesta bastante más. Por algo soy un chico poco empático y poco sociable.
Por eso trabajar con ellos me ayuda a meterme un poco más en su personalidad. Me ayudó estar unos meses con W y seguro que me ayuda estar más meses con L.
Bueno, en principio esto iba a ser un post sobre el concierto de Van Morrison, pero de nuevo el mind-writing me ha llevado hasta nuevos parajes.
Quizás luego intente escribirlo d enuevo (o mañana).
*NOTA: Normalmente el título es lo primero que escribo del post, para definir el tema. Esta vez se me fué, pero no quería cambiarlo demasiado, así que le puse lo de Toma 1.
viernes, julio 01, 2005
Chico conoce a chica y se enamora
Los primeros copos ya había caido hacía horas y reposaban bajo una capa de unos centímetros de nieve. Nuestro amigo viandante se queda mirando a unos niños jugando con la nieve, inocencia jugando con pureza, mientras unos coches tratan de circular sobre una carretera que anteriormente contenía un paso de cebra.
Cruzó y se acercó a un nuevo café de aspecto moderno. Se sacudió los copos de neve de su gabardina marronácea. En realidad, la gabardina no le protegía de la nieve, pero su color y su tejido le dan a nuestro amigo una sensación de calor interno que le ayuda a luchar contra los rigores del invierno.
Entra en el café y busca a su cita. Un grupo de amigos discute en una mesa cercana, dos chicas comparten intimidades al fondo, una chica lee un libro. Se queda mirándola un instante y, por un segundo, su ceño fruncido se convierte en una sonrisa.
Se acerca a la barra, pide un Té Blanco. Según dice la carta de tés, en la antigüedad este té se reservaba solo para los emperadores y sus elegidos. Algo así como un té de dioses. Quizás deberíamos dudar de la palabra de una carta cuya finalidad, no lo olvidemos, es inducir al cliente a gastar algo de dinero.
Tras pedir, se pone rumbo a la mesa y se sienta junto a la persona que le lleva esperando más de un cuarto de hora. Su amigo e interlocutor del alma. Juntos hablan de cualquier tema. Pueden pasarse horas recordando detalles estúpidos de la infancia o pueden estar días hablando de cosas sin la menor importancia para el mundo ni para ellos mismos.
Sin embargo, para alivio de sus vecinos de mesa en opinión de algunos, son realmente capaces de mantener una buena conversación. Porque esa es la esencia de la amistad, la libertad de hablar de temas estúpidos sin pensar mal de la otra persona y la capacidad de poder vaciar tu alma en alguna de las conversaciones más increíbles.
Una discusión sobre algún tema profundo han tocado últimamente, a pesar de que cualquier entendido se podría haber mofado de ellos. Pero hoy no está el día para hablar de nada en especial. O eso es lo que opina nuestro amigo pardo.
Su mal gesto se debe simplemente a la sensación de hastío más importante que nunca ha llegado a sentir. Cierta cadena de acontecimientos, la cual por desgracia no viene al caso, le ha llevado a crearse una imagen totalmente negativa y deplorable del mundo que le rodea, estúpido, egoísta, que se fija solo en detalles secundarios, incapaz de comprender las cosas.
Cualquiera podría pensar que esto es un efecto visual, pero no. Su amigo, al otro lado de la mesa, toma un café mediano con unas gotas de baileys. Su vestimenta es algo menos apagada que la de su amigo, con un jersey blanco de cuello algo subido (quizás demasiado para el depresivo chico de marrón). En su cara no hay ningún rictus serio, sino una inmensa sonrisa escondida no demasiado bien tapada detrás de una sonrisa normal.
Tras esta segunda capa de sonrisas se oculta un sentimiento de increible felicidad al que ha llegado después de una cadena de acontencimientos que, quien sabe si por suerte o desgracia, sí es tema que se ha de tratar aquí.
Tras las palabras de rigor, ambos amigos comienzan a interesarse por la vida del otro. Hace realmente bastante que no se ven, si bien han tenido sequías más largas en las que el tiempo parecía poder superar el poder de la amistad, así que deberían de tener que ponerse al día.
Lejos de formar un corrillo y comenzar a conarse cotilleos, mojan sus incipientes bigotes con sus bebidas y comienzan a una lenta y calmada charla. Una típica introducción a los últimos días de ambos, donde no se entra en demasiados detalles, nos lleva pronto a una charla en la que un gran acontecimiento toca una de esas fibras sensibles que componen el armazón del mundo.
El chico de blanco ha atravesado una época de bastante oscuridad en su vida. Todo a su alrededor parecía desmoronarse y uno de sus pilares principales parecía ser destruido por el viento. Sin embargo, su fé quizás le permita otorgarlo a un Dios, un milagro sucedió y unas personas lograron salvar aquellos que parecía perdido.
Sería adelantarse en el tiempo, pero un año después volvería a ocurrir algo parecido. Las personas involucradas, sin embargo, no tendrían los mismos efectos sobre su vida, razón por la cual estamos hablando de este momento y no de ningún otro.
A lo largo del último mes, una de estas personas había logrado penetrar en la fortaleza de su espíritu y había comenzado a minar su alma, acto que en unos meses le llevaría a uno de los momentos más angustiosamente felices de su vida.
Esta persona le había devuelto la fé en la gente. Era una prueba empírica, esto parece dicho por el chico de marrón, de que en el mundo aún quedaba gente que merecía la pena conocer, con la que se podía discutir un día si y otro también.
De su boca solo salían palabras de admiración. Sin embargo, el chico de marrón no se dejaba impresionar del todo. Lo que el chico de blanco no lograba entender es que la prueba para convencer al chico de marrón ya estaba sentada delante de él, aunque bien mirado, el chico de blanco no estaba tratandod e convencer ni de discutir.
La conversación toma ahora un giro bastante importante. La persona que ocupa el centro de las miradas de esta mesa, y parte de las vecinas, se siente diferente al resto. No comprende porque la gente actúa como lo hace, porqué la gente no piensa antes de hacer.
El chico de marrón comienza a interesarse. El sentimiento de rareza no es algo que le haya acompañado toda su vida, pues durante gran parte de la misma creció ignorando su extraña condición. No se sentía igual, simplemente no necesitaba describirlo, no importaba, ahora el mundo había solicitado una definición y él se había decidido por extraño.
Y procuraba evitar el uso excesivo de ese termino, aunque no lo pareciera, pues siempre le había parecido que la rareza era una gran cualidad de la que él y su pequeña excentricidad no era merecedor. El mundo opinaba otra cosa.
Pero volvamos al tema que ocupa este momento. Lamentablemente se ha ido. Tan solo podemos quedarnos con el hecho de que dicha persona se sentía rara, desplazada e incomprendida, a pesar de que mientras divagabamos se han dicho cosas más interesantes, sin duda. Pero debemos darnos prisa porque ahora el tema de la mesa ha cambiado.
El chico de marrón ha despertado de su letargo y, con la energía de un antiguo emperador japones, se lamenta de la escasez de ese tipo de personas, con intereses más allá de sus barrigas y narices, que no dudan en sacrificar parte de sí mismos para construir algo mayor, emergencia que se llama.
El chico blanco trata de salir de la extraña jerga marrón y propone una nueva teoría jamás antes escuchada ni pronunciada. A partir de ese momento se conoció como la teoría de la Navidad, hasta que la organización ISO decidió cambiarle el nombre por ser poco descriptivo, ahora se conoce como teoría ISO-10004 -3.
Este tipo de gente, al parecer, trata de cubrirse de un manto de normalidad y no muestra su personalidad al primero que aparece con buenas intenciones, pues estas se esfuman más rápido que la nieve que los niños siguen sujetando ahí afuera.
Es curioso, como el ser extraño aparece aquí reflejado como un ser que debe buscarse su aceptación creando una máscara bajo la cual situarse. Lo que no se analiza en esta conversación, que ha caido en un bucle de razonamientos en este momento, es la facilidad con que la persona se acomoda a la máscara y como ésta se acaba convirtiendo en su verdadera cara.
El chico blanco sigue comentando los grandes momentos, las grandes conversaciones, las discusiones, el todo. Cómo su vida ha mejorado por un golpe de suerte y cómo el año que ahora termina se ha ido en un punto medio que apulta alto para el año que llega.
El chico marrón, desde la objetividad de su personalidad, es capaz de preveer lo que pasará. Cómo el chico blanco pasará miedo, tendrá dudas, y sufrirá. Ve una historia ya antes escrita pero de la que esta vez formará parte, de una manera peculiar.
Mira afuera, ve el mundo de otra manera. El día sigue gris, pero la nieve tiene un extraño efecto que envuelve como un aura a los niños que juegan sobre ella. Si hay esperanzas para otros, ¿porque no?
Cuando su amigo se levanta a pagar el coge una servilleta de papel y anota “Chico conoce a chica y se enamora”. Algún día escribirá algo.
Ambos salen de la cafetería. En el momento de salir se gira y ve a la chica leyendo. La nieve de la calle le cede un poco de ese brillo. Sobre la mesa una tetera. Si no resultara ridículo se habría acercado a su mesa y había observado que el libro que devvoraba con tanto placer, era ese libro que a él le había enamorado el intelecto días antes.
Cruzó y se acercó a un nuevo café de aspecto moderno. Se sacudió los copos de neve de su gabardina marronácea. En realidad, la gabardina no le protegía de la nieve, pero su color y su tejido le dan a nuestro amigo una sensación de calor interno que le ayuda a luchar contra los rigores del invierno.
Entra en el café y busca a su cita. Un grupo de amigos discute en una mesa cercana, dos chicas comparten intimidades al fondo, una chica lee un libro. Se queda mirándola un instante y, por un segundo, su ceño fruncido se convierte en una sonrisa.
Se acerca a la barra, pide un Té Blanco. Según dice la carta de tés, en la antigüedad este té se reservaba solo para los emperadores y sus elegidos. Algo así como un té de dioses. Quizás deberíamos dudar de la palabra de una carta cuya finalidad, no lo olvidemos, es inducir al cliente a gastar algo de dinero.
Tras pedir, se pone rumbo a la mesa y se sienta junto a la persona que le lleva esperando más de un cuarto de hora. Su amigo e interlocutor del alma. Juntos hablan de cualquier tema. Pueden pasarse horas recordando detalles estúpidos de la infancia o pueden estar días hablando de cosas sin la menor importancia para el mundo ni para ellos mismos.
Sin embargo, para alivio de sus vecinos de mesa en opinión de algunos, son realmente capaces de mantener una buena conversación. Porque esa es la esencia de la amistad, la libertad de hablar de temas estúpidos sin pensar mal de la otra persona y la capacidad de poder vaciar tu alma en alguna de las conversaciones más increíbles.
Una discusión sobre algún tema profundo han tocado últimamente, a pesar de que cualquier entendido se podría haber mofado de ellos. Pero hoy no está el día para hablar de nada en especial. O eso es lo que opina nuestro amigo pardo.
Su mal gesto se debe simplemente a la sensación de hastío más importante que nunca ha llegado a sentir. Cierta cadena de acontecimientos, la cual por desgracia no viene al caso, le ha llevado a crearse una imagen totalmente negativa y deplorable del mundo que le rodea, estúpido, egoísta, que se fija solo en detalles secundarios, incapaz de comprender las cosas.
Cualquiera podría pensar que esto es un efecto visual, pero no. Su amigo, al otro lado de la mesa, toma un café mediano con unas gotas de baileys. Su vestimenta es algo menos apagada que la de su amigo, con un jersey blanco de cuello algo subido (quizás demasiado para el depresivo chico de marrón). En su cara no hay ningún rictus serio, sino una inmensa sonrisa escondida no demasiado bien tapada detrás de una sonrisa normal.
Tras esta segunda capa de sonrisas se oculta un sentimiento de increible felicidad al que ha llegado después de una cadena de acontencimientos que, quien sabe si por suerte o desgracia, sí es tema que se ha de tratar aquí.
Tras las palabras de rigor, ambos amigos comienzan a interesarse por la vida del otro. Hace realmente bastante que no se ven, si bien han tenido sequías más largas en las que el tiempo parecía poder superar el poder de la amistad, así que deberían de tener que ponerse al día.
Lejos de formar un corrillo y comenzar a conarse cotilleos, mojan sus incipientes bigotes con sus bebidas y comienzan a una lenta y calmada charla. Una típica introducción a los últimos días de ambos, donde no se entra en demasiados detalles, nos lleva pronto a una charla en la que un gran acontecimiento toca una de esas fibras sensibles que componen el armazón del mundo.
El chico de blanco ha atravesado una época de bastante oscuridad en su vida. Todo a su alrededor parecía desmoronarse y uno de sus pilares principales parecía ser destruido por el viento. Sin embargo, su fé quizás le permita otorgarlo a un Dios, un milagro sucedió y unas personas lograron salvar aquellos que parecía perdido.
Sería adelantarse en el tiempo, pero un año después volvería a ocurrir algo parecido. Las personas involucradas, sin embargo, no tendrían los mismos efectos sobre su vida, razón por la cual estamos hablando de este momento y no de ningún otro.
A lo largo del último mes, una de estas personas había logrado penetrar en la fortaleza de su espíritu y había comenzado a minar su alma, acto que en unos meses le llevaría a uno de los momentos más angustiosamente felices de su vida.
Esta persona le había devuelto la fé en la gente. Era una prueba empírica, esto parece dicho por el chico de marrón, de que en el mundo aún quedaba gente que merecía la pena conocer, con la que se podía discutir un día si y otro también.
De su boca solo salían palabras de admiración. Sin embargo, el chico de marrón no se dejaba impresionar del todo. Lo que el chico de blanco no lograba entender es que la prueba para convencer al chico de marrón ya estaba sentada delante de él, aunque bien mirado, el chico de blanco no estaba tratandod e convencer ni de discutir.
La conversación toma ahora un giro bastante importante. La persona que ocupa el centro de las miradas de esta mesa, y parte de las vecinas, se siente diferente al resto. No comprende porque la gente actúa como lo hace, porqué la gente no piensa antes de hacer.
El chico de marrón comienza a interesarse. El sentimiento de rareza no es algo que le haya acompañado toda su vida, pues durante gran parte de la misma creció ignorando su extraña condición. No se sentía igual, simplemente no necesitaba describirlo, no importaba, ahora el mundo había solicitado una definición y él se había decidido por extraño.
Y procuraba evitar el uso excesivo de ese termino, aunque no lo pareciera, pues siempre le había parecido que la rareza era una gran cualidad de la que él y su pequeña excentricidad no era merecedor. El mundo opinaba otra cosa.
Pero volvamos al tema que ocupa este momento. Lamentablemente se ha ido. Tan solo podemos quedarnos con el hecho de que dicha persona se sentía rara, desplazada e incomprendida, a pesar de que mientras divagabamos se han dicho cosas más interesantes, sin duda. Pero debemos darnos prisa porque ahora el tema de la mesa ha cambiado.
El chico de marrón ha despertado de su letargo y, con la energía de un antiguo emperador japones, se lamenta de la escasez de ese tipo de personas, con intereses más allá de sus barrigas y narices, que no dudan en sacrificar parte de sí mismos para construir algo mayor, emergencia que se llama.
El chico blanco trata de salir de la extraña jerga marrón y propone una nueva teoría jamás antes escuchada ni pronunciada. A partir de ese momento se conoció como la teoría de la Navidad, hasta que la organización ISO decidió cambiarle el nombre por ser poco descriptivo, ahora se conoce como teoría ISO-10004 -3.
Este tipo de gente, al parecer, trata de cubrirse de un manto de normalidad y no muestra su personalidad al primero que aparece con buenas intenciones, pues estas se esfuman más rápido que la nieve que los niños siguen sujetando ahí afuera.
Es curioso, como el ser extraño aparece aquí reflejado como un ser que debe buscarse su aceptación creando una máscara bajo la cual situarse. Lo que no se analiza en esta conversación, que ha caido en un bucle de razonamientos en este momento, es la facilidad con que la persona se acomoda a la máscara y como ésta se acaba convirtiendo en su verdadera cara.
El chico blanco sigue comentando los grandes momentos, las grandes conversaciones, las discusiones, el todo. Cómo su vida ha mejorado por un golpe de suerte y cómo el año que ahora termina se ha ido en un punto medio que apulta alto para el año que llega.
El chico marrón, desde la objetividad de su personalidad, es capaz de preveer lo que pasará. Cómo el chico blanco pasará miedo, tendrá dudas, y sufrirá. Ve una historia ya antes escrita pero de la que esta vez formará parte, de una manera peculiar.
Mira afuera, ve el mundo de otra manera. El día sigue gris, pero la nieve tiene un extraño efecto que envuelve como un aura a los niños que juegan sobre ella. Si hay esperanzas para otros, ¿porque no?
Cuando su amigo se levanta a pagar el coge una servilleta de papel y anota “Chico conoce a chica y se enamora”. Algún día escribirá algo.
Ambos salen de la cafetería. En el momento de salir se gira y ve a la chica leyendo. La nieve de la calle le cede un poco de ese brillo. Sobre la mesa una tetera. Si no resultara ridículo se habría acercado a su mesa y había observado que el libro que devvoraba con tanto placer, era ese libro que a él le había enamorado el intelecto días antes.
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