martes, diciembre 28, 2004

8.9

El mundo es irónicamente cruel.

Ya hemos llegado al Siglo XXI. Hemos pasado el año 2000, lleno de maravillosas profecías y fuente inspiración para autores de todo tipo.
A lo largo del Siglo XX hemos dado un gran paso en nuestra faceta más diferencial, la Tecnología. Hemos logrado comprender superficialmente el gran sistema en el que estamos inmersos y lo hemos aprovechado todo en nuestro propio beneficio. Por primera vez conseguíamos modificar lo más básico para adaptarnos mejor. Más valdría decir que no nos adaptamos al mundo, sino que lo adaptamos a nosotros.

A mediados de siglo voces en la medicina auguraban el fin de las enfermedades. Nuestro conocimiento de la Biología había llegado a tal punto que lograríamos erradicar toda enfermedad, no más pandemias a nivel mundial.
Este discurso era el fiel reflejo que auguraba el total conocimiento de las teorías físicasa principios del Siglo XX.
Como fiel reflejo, tuvo su contestación natural. Unos años después comenzaban a brotar enfermedades, SIDA, Cáncer... nos recordaban nuestro lugar en el mundo.

Sin embargo, la humanidad siguió evolucionando y finalmente se dió cuenta de lo inemrsa que está en un sistema mucho más cercano e inmediato, el planeta Tierra.
El calentamiento global vino a advertirnos de que la naturaleza es un sistema muy complejo que quizás no debieramos tomarnos a la ligera. Los científicos descubrieron el desastre que llegaríamos a protagonizar.
Sin embargo, ahí todo seguía quedando en familia. Si la humanidad no toca el botón rojo no hay por que alarmarse. Todo está bien.

En el año 2004, a punto de llegar al 2005, el "planeta" está de celebraciones. Pero un día después de la llegada de Papá Noel, el Planeta, la Naturaleza, o nada en particular, deja sentir su presencia recordándonos que no somos más que una triste especie que depende de lo mismo que los demás.

Como dije, es irónico que en esta época divina, donde gran parte de la humanidad recuerda que somos la especie elegida por nuestro Dios y salvada por obra y gracia de su Hijo, 40.000 de nuestro contemporáneos se hayan visto sorprendidos por la fuerza de la aterradora verdad. Es irónico que sea el día siguiente del nacimiento del Salvador.
La crueldad viene tan solo por la exacta posición del epicentro, la unión de las placas tectónicas, que hace que las perdidas, las victimas y las posteriores epidemias ocurran en las zonas menos festivas del planeta, posiblemente.

Viendo las imágenes, y tratando de escapar del mundo real, no dejo de imaginarme como habrían vivido un acontecimiento así en épocas más antiguas y no puedo dejar de pensar en el dichoso Diluvio Universal.

"En fin, ya has hecho leña del arbol caido. ¿Contento?"

Feliz Día de los Inocentes.

2 comentarios:

Rochgs dijo...

Comparto tu Contiana frustación con respecto al desastre recien ocurrido.

Y aun digo más: quizas la Tecnologia nos hubiera permitido evitar esa catastrofe, o al menos amortiguarla sensiblemente, si nos hubisemos dedicado más a trabajar en la colaboración y por el progreso global que no en la confrontación y por el provecho propio.

Sin embargo, quiero añadir, con tu permiso, una nota de color a tu post a raiz de tu mención al supuesto Salvador.

Ademas de proclamqrse (o ser proclamado por segundos) como Hijo de Dios, Jesus de Nararet fue también el primer hombre que dijo "ama a tu prójimo como a ti mismo".

Ayer, tuve la fortuna de ver en un telediario la noticia sobre el equipo destinado a los veinte bomberos españoles que se han ofrecido voluntario para acudir en ayuda del sudeste asiatico.

También pude ver el orfanato que una cuantiosa donación japonesa ha permitido construir.

Quizas pudieramos haber hecho más por la tecnologia para que la tecnologia hubiera hecho más por nosotros. Y quizas a veces parezcamos un pelele de trapo en medio de este gigantesto Planeta.

Pero el valor y la solidaridad de unos pocos, a mi, me parecen más grandes que todo lo que nuestra tecnología pueda fabricar jamas.

El Aprendiz dijo...

A mi también me parecen más grandes, por supuesto. Y dudo que la tecnología nos hubiera ayduado a evitar el desastre, si bien lo habría mitigado.

Simplemente quería dejar patente que hay cosas más grandes que la tecnología y que quizás nos equivoquemos de camino.

Lo malo de esto es que el ser humano no sacará ninguna moraleja. Simplemente se sentará en su comodo sofá a esperar que pase otro.