No voy a hablar de mi familia. Nada de destapar trapos sucios en Internet, donde todo queda grabado y cualquiera puede manchar mi historial cuando vaya a recibir mi Premio Nobel (nunca me lo robarás).
No. Hoy voy a hablar de un desafortunado incidente que durante 5 dias o asi ha sacudido la actualidad informativa del pais. La muerte de una señora llamada Carmina Ordoñez.
Sí amigos. Hasta este ignoto lugar del ciberespacio también ha llegado un eco de esa extraña bomba informativa.
Todo comenzó cuando en el informativo de cualquier cadena de televisión que se preciara (no vi Canal +) aparecía la cara de esa señora y nos contaban su vida.
Recordaban todos esos programas a uno de esos homenajes que se rinden cuando un gran cineasta, periodista, o incluso científico (supongo) muere.
Al ver la noticia por tercera o cuarta vez, mientras comíamos y cambiabamos de canal, se me escapó un "Y eso que no hizo nada por la vida, si llega a hacer algo por la vida le levantan una estatua". En cuanto lo dije supe que tendría que aguantar un discurso de mi afectada madre que, sin embargo, dijo "La verdad es que sí...".
A los 5 minutos, en Antena 3 seguían hablando de los últimos detalles del insulso (al menos tan insulso como si se tratase de alguien anónimo) incidente, cuando al dar paso a la siguiente noticia, no abandonaron el mundo del "corazón" y se dedicaron a explicar el auge de los programas del corazón.
La noticia parecía sacada de un libro de Ray Bradbury, con personajes que trascendían mas allá de la televisión y entraban en nuestros salones para hablar con nosotros y hacernos sentirnos mejor.
Un sociólogo explicaba como la gente proyecta sus problemas sobre esas figuras visibles y encuentran así una vía de escape a su posible agobiante vida.
Todo me recordaba a las reuniones de la mujer del bombero. Sus pantallas, la familia...
Recordé lo poco que me gustaba el hecho de que aquella mujer no se enfrentase a sus problemas y cerrase sus ojos. Recordé la impotencia y la rabia del bombero.
Y mientras me preguntaba si en realidad esos programas no ejercían una buena labor al ayudar a la gente a sobrellevar sus penas cotidianas, mi madre dijo a mi padre "Ya ¿eh? Es que todos son como parte de la familia."
¿SABIAS QUE... esa misma semana se celebraba el 25 aniversario del alunizaje de Neil Armstrong y Buzz Aldrin y que su tiempo en pantalla ocupó menos que la noticia del auge de la prensa rosa? Cuestión de Prioridades
Si el mundo es la reconstrucción de lo que nuestro cerebro recibe, puede que el autor de este diario no exista y que solo sea una malinterpretación.
martes, julio 27, 2004
miércoles, julio 21, 2004
De la Autocritica, como parte fundamental del proceso de crecimiento y maduración de la mente del ser en contraposición al conformismo del yo-pensador
Hoy hay silencio y acabo de leer uno de mis últimos posts. El último.
Lo he mirado, leido y releido y cada vez que lo hacía más me saltaba a la vista lo recargado de sus párrafos y lo artificial de su expresión.
Y aquí surge la pregunta... ¿es artificial?
Es decir, yo siempre me he preciado de reflexionar bastante sobre algunas cosas. Pero esas reflexiones nunca me habían parecido tan artificiales. Nunca las había visto tan forzadas.
Cierto es que el tener este blog me ayuda a pensar en mayor profundidad sobre algunos temas, al tener que volver a plantearlos en el teclado... pero no es eso lo que le da el toque de artificialidad.
La pregunta es aún más profunda. ¿Cuál es el objetivo de todo esto?
Mis reflexiones solían ser parte de un juego mental (como es el planteamiento del mundo 2D) o la respuesta a algún problema, propio o ajeno.
Pero ¿a que viene todo esto? ¿a que vienen todos estas reflexiones recargadas, tan adornadas y artificiales que me reiría de su autor?
Y entonces esa pregunta enlaza con otra. ¿soy como soy?
A veces, en dias en los que me siento vacío, miro hacia atrás y pienso si todo, mis actos y pensamientos, mi personalidad, no será una farsa montada por mí para parecer algo que no soy.
Son días en los que no hago absolutamente nada y me siento muy bien. Días que se podrían repetir indefinidamente para hacer de mi vida una vida anónima y estúpida. Nada.
Hoy, que ni siquiera es uno de esos días, miro mis posts y me digo si no será un vano intento por convencerme de que soy quien no soy.
Pero siento venir una ola de mi interior. Tras limpiarme me digo que soy estúpido y que lo forzado es lo escrito hasta ahora.
Soy como soy y no hay más, pero la mente requiere descansos y estoy en uno de ellos. Quizás lleve bastante tiempo, pero eso no quiere decir nada. Tras esta apariencia de estúpido cabrón estoy yo, el verdadero.
Sé que puedo hacer cosas y algún día las haré. Sólo tiene que pasar la oportunidad por mi lado...
Sí. Yo soy así. Soy este blog. Y lo anterior es solo una mala conjunción de reflexiones.
NOTA: Este sobrecargado post ha sido escrito en directo mientras me iba deprimiendo y animando. La razón es desconocida, salvo leer mi blog.
Lo he mirado, leido y releido y cada vez que lo hacía más me saltaba a la vista lo recargado de sus párrafos y lo artificial de su expresión.
Y aquí surge la pregunta... ¿es artificial?
Es decir, yo siempre me he preciado de reflexionar bastante sobre algunas cosas. Pero esas reflexiones nunca me habían parecido tan artificiales. Nunca las había visto tan forzadas.
Cierto es que el tener este blog me ayuda a pensar en mayor profundidad sobre algunos temas, al tener que volver a plantearlos en el teclado... pero no es eso lo que le da el toque de artificialidad.
La pregunta es aún más profunda. ¿Cuál es el objetivo de todo esto?
Mis reflexiones solían ser parte de un juego mental (como es el planteamiento del mundo 2D) o la respuesta a algún problema, propio o ajeno.
Pero ¿a que viene todo esto? ¿a que vienen todos estas reflexiones recargadas, tan adornadas y artificiales que me reiría de su autor?
Y entonces esa pregunta enlaza con otra. ¿soy como soy?
A veces, en dias en los que me siento vacío, miro hacia atrás y pienso si todo, mis actos y pensamientos, mi personalidad, no será una farsa montada por mí para parecer algo que no soy.
Son días en los que no hago absolutamente nada y me siento muy bien. Días que se podrían repetir indefinidamente para hacer de mi vida una vida anónima y estúpida. Nada.
Hoy, que ni siquiera es uno de esos días, miro mis posts y me digo si no será un vano intento por convencerme de que soy quien no soy.
Pero siento venir una ola de mi interior. Tras limpiarme me digo que soy estúpido y que lo forzado es lo escrito hasta ahora.
Soy como soy y no hay más, pero la mente requiere descansos y estoy en uno de ellos. Quizás lleve bastante tiempo, pero eso no quiere decir nada. Tras esta apariencia de estúpido cabrón estoy yo, el verdadero.
Sé que puedo hacer cosas y algún día las haré. Sólo tiene que pasar la oportunidad por mi lado...
Sí. Yo soy así. Soy este blog. Y lo anterior es solo una mala conjunción de reflexiones.
NOTA: Este sobrecargado post ha sido escrito en directo mientras me iba deprimiendo y animando. La razón es desconocida, salvo leer mi blog.
sábado, julio 17, 2004
.......
¿Cuanto hace que no estás sumido en el más absoluto silencio?
No me refiero a estar callado, como quizás estés ahora, pensando ser más inteligente que el que formula la pregunta.
La pregunta es ¿cuanto hace que no se calla todo el mundo que tienes alrededor? ¿Cuanto hace que el ordenador no deja su más o menos molesto ruido? ¿Cuanto hace que la televisión te bombardea con miles de ruidosos mensajes? ¿Cuanto hace que tu minicadena o tu mp3 te inunda la cabeza con celestiales ritmos?
¿Cuándo fue la última vez que te sentaste tranquilamente, sin escuchar absolutamente nada, y pensaste sin nada que te distrajera?
Ayer, a las 15:30, mi edificio entero viajó en el tiempo a una época sin electricidad, sin televisión, sin minicadena, sin ordenador. Tan solo yo, las personas y el silencio.
En ese silencio mi mente me recordó algo que yo ya sabía. El ruido, las distracciones, pueden ser contraproducentes. 17 de Julio, dos semanas de vacaciones y el tiempo sigue pasando sin hacer nada realmente.
En el silencio, pensé lo que podría hacer sin todo ese ocio.
Pensé que podría leer un libro, tranquilamente, sin el miedo a ser expulsado de esa ficción por una bomba de sonido.
Pensé que podría comenzar algún proyecto gratificante, un proyecto que me reportase grandes beneficios mentales.
Todo esto pensaba mientras mi madre se movía a mi lado, susurrando "¿Qué haríamos sin televisión?... odio este silencio" mientras yo le respondía "Este silencio es maravilloso. Disfrútalo."
Ella me miró extrañada mientras yo, con los ojos cerrados, me impregnaba de la paz del silencio.
Incluso fuera, pájaros, personas y demás animales parecían compinchados para que el silencio fuera mayor.
Mi madre se fue y yo me quedé solo, con un libro y el silencio, feliz como no lo era desde hace mucho.
Entonces desperté del sueño. La electricidad volvió.
La televisión se encendió para mostrarme Tele 5 y sus estúpidos cotilleos. Me levanté corriendo para apagarla.
Pero de la que la televisión se apagaba, se encendía la minicadena y la banda sonora de Kill Bill inundó la sala. Más lentamente lo apagué, el cansancio se volvía a apoderar de mí.
Y entonces oí a la impresora. El ruido característico de cuando mi ordenador se enciende. Comencé a correr para parar aquel infierno ¿Dónde demonios están los plomos en esta casa?
Y cuando llegué a la encrucijada, cuando debía escoger seguir de frente para llegar a los plomos o girarme para atender la llamada del ordenador...
La felicidad había terminado. El libro estaba en el suelo. El mundo parecía haber despertado y llegaban ruidos de otros pisos y de la calle. Una parte de mi cerebro me recordaba lo feliz que acababa de ser, pero otra me recordó lo feliz que la electricidad me hacía.
La primera perdió. Acabé sucumbiendo al hipnotizante ruido de la electricidad. Un ruido silencioso que brota de las paredes y que nos rodea. Un ruido que notarás solo cuando hayas estado sin escucharlo un tiempo.
Solo de noche, de nuevo en silencio, antes de dormir, me di cuenta de lo que había hecho. Otra vez.
No me refiero a estar callado, como quizás estés ahora, pensando ser más inteligente que el que formula la pregunta.
La pregunta es ¿cuanto hace que no se calla todo el mundo que tienes alrededor? ¿Cuanto hace que el ordenador no deja su más o menos molesto ruido? ¿Cuanto hace que la televisión te bombardea con miles de ruidosos mensajes? ¿Cuanto hace que tu minicadena o tu mp3 te inunda la cabeza con celestiales ritmos?
¿Cuándo fue la última vez que te sentaste tranquilamente, sin escuchar absolutamente nada, y pensaste sin nada que te distrajera?
Ayer, a las 15:30, mi edificio entero viajó en el tiempo a una época sin electricidad, sin televisión, sin minicadena, sin ordenador. Tan solo yo, las personas y el silencio.
En ese silencio mi mente me recordó algo que yo ya sabía. El ruido, las distracciones, pueden ser contraproducentes. 17 de Julio, dos semanas de vacaciones y el tiempo sigue pasando sin hacer nada realmente.
En el silencio, pensé lo que podría hacer sin todo ese ocio.
Pensé que podría leer un libro, tranquilamente, sin el miedo a ser expulsado de esa ficción por una bomba de sonido.
Pensé que podría comenzar algún proyecto gratificante, un proyecto que me reportase grandes beneficios mentales.
Todo esto pensaba mientras mi madre se movía a mi lado, susurrando "¿Qué haríamos sin televisión?... odio este silencio" mientras yo le respondía "Este silencio es maravilloso. Disfrútalo."
Ella me miró extrañada mientras yo, con los ojos cerrados, me impregnaba de la paz del silencio.
Incluso fuera, pájaros, personas y demás animales parecían compinchados para que el silencio fuera mayor.
Mi madre se fue y yo me quedé solo, con un libro y el silencio, feliz como no lo era desde hace mucho.
Entonces desperté del sueño. La electricidad volvió.
La televisión se encendió para mostrarme Tele 5 y sus estúpidos cotilleos. Me levanté corriendo para apagarla.
Pero de la que la televisión se apagaba, se encendía la minicadena y la banda sonora de Kill Bill inundó la sala. Más lentamente lo apagué, el cansancio se volvía a apoderar de mí.
Y entonces oí a la impresora. El ruido característico de cuando mi ordenador se enciende. Comencé a correr para parar aquel infierno ¿Dónde demonios están los plomos en esta casa?
Y cuando llegué a la encrucijada, cuando debía escoger seguir de frente para llegar a los plomos o girarme para atender la llamada del ordenador...
La felicidad había terminado. El libro estaba en el suelo. El mundo parecía haber despertado y llegaban ruidos de otros pisos y de la calle. Una parte de mi cerebro me recordaba lo feliz que acababa de ser, pero otra me recordó lo feliz que la electricidad me hacía.
La primera perdió. Acabé sucumbiendo al hipnotizante ruido de la electricidad. Un ruido silencioso que brota de las paredes y que nos rodea. Un ruido que notarás solo cuando hayas estado sin escucharlo un tiempo.
Solo de noche, de nuevo en silencio, antes de dormir, me di cuenta de lo que había hecho. Otra vez.
jueves, julio 15, 2004
Cristal multicolor
"Todo depende del color del cristal con el que se mire" - Anónimo
"Todo depende de adónde estés mirando" - Yo
Por todos es sabido que el optimismo o pesimismo influye en nuestra visión de la vida y conozco a gente que si se encontrase un billete de 500€ se lamentaría por tener que agacharse.
Pero no siempre es así. Nuestro cristal suele cambiar de color cuando miramos a otras personas en parecida situación, de manera que la situación nunca se parece. Lo que en nuestro caso es un oscuro valle donde los tortuosos árboles nos miran desde sus huecos troncos se convierte en un hermoso paisaje.
Podemos negarlo, pensar que es tonteria. Pero a todos nos agrada y sorprende que un amigo haga algo, cuando de hacerlo nosotros sería la mayor de las insignificancias.
Adoro que un amigo ponga cuatro notas en una partitura mientras que me aborrezco por no ser capaz de expresar los pensamientos que en mi mente se forman muy bien.
¿Por qué?
Quizás sea porque de su obra no lo sabemos todo... Siempre queda ese halo de misterio que rodea a lo ajeno y cuya profundidad no logramos apreciar por nuestra maldita ignorancia.
Podemos apreciar en la obra pliegues que el artista ni siquiera se imagina que existen, podemos sentirnos identificador, podemos comprobar que conocemos a alguien interesante.
De nuestra obra, en cambio, lo sabemos todo. Sabemos incluso lo que podría haber sido. Esa idea que en nuestra cabeza rebota pero que somos incapaces de plasmar.
En un caso podemos pecar de defecto de visión y en el otro de exceso.
Por esa razón, no se cuando parar de observar mi obra antes de lanzarla. No puedo dejar de revisarla. No queiro darle a publicar... no me gusta este post...
Pero haciendo de eco de George Lucas "Las obras no se terminan, solo se abandonan". Publiquemos.
"Todo depende de adónde estés mirando" - Yo
Por todos es sabido que el optimismo o pesimismo influye en nuestra visión de la vida y conozco a gente que si se encontrase un billete de 500€ se lamentaría por tener que agacharse.
Pero no siempre es así. Nuestro cristal suele cambiar de color cuando miramos a otras personas en parecida situación, de manera que la situación nunca se parece. Lo que en nuestro caso es un oscuro valle donde los tortuosos árboles nos miran desde sus huecos troncos se convierte en un hermoso paisaje.
Podemos negarlo, pensar que es tonteria. Pero a todos nos agrada y sorprende que un amigo haga algo, cuando de hacerlo nosotros sería la mayor de las insignificancias.
Adoro que un amigo ponga cuatro notas en una partitura mientras que me aborrezco por no ser capaz de expresar los pensamientos que en mi mente se forman muy bien.
¿Por qué?
Quizás sea porque de su obra no lo sabemos todo... Siempre queda ese halo de misterio que rodea a lo ajeno y cuya profundidad no logramos apreciar por nuestra maldita ignorancia.
Podemos apreciar en la obra pliegues que el artista ni siquiera se imagina que existen, podemos sentirnos identificador, podemos comprobar que conocemos a alguien interesante.
De nuestra obra, en cambio, lo sabemos todo. Sabemos incluso lo que podría haber sido. Esa idea que en nuestra cabeza rebota pero que somos incapaces de plasmar.
En un caso podemos pecar de defecto de visión y en el otro de exceso.
Por esa razón, no se cuando parar de observar mi obra antes de lanzarla. No puedo dejar de revisarla. No queiro darle a publicar... no me gusta este post...
Pero haciendo de eco de George Lucas "Las obras no se terminan, solo se abandonan". Publiquemos.
lunes, julio 12, 2004
Staring at this yellow-haired girl
Cuando uno es peculiar no puede dejar de serlo. Cualquier acto se convierte en una extraña posibilidad, incluso dormir.
A lo largo de los años, en mis sueños, he liberado a la tierra de ataques alienígenas liderados por amigos mios, he acabado con asesinos de extraordinarios poderes (gracias a mis amigos), he descubierto secretos, he ido a extraños mundos, he sido inmortal... mis sueños siempre han sido una via de escape de las limitaciones de la realidad.
Pero sobre todas mis ensoñaciones una se repite, persistentemente a lo largo de mi vida. La chica del pelo rubio.
No consigo recordar cuando apareció por primera vez, los recuerdos lejanos parecen cambiar según pienso en ellos, y creo que llevo toda la vida soñando con ella.
Pero sé cuando apareció por última vez, la noche del Domingo al Lunes del 11 de Julio del 2004, anoche. Pero no adelantemos acontecimientos.
¿Quién es la chica rubia? ¿Cómo es? A ninguna de las dos preguntas puedo dar respuesta.
En un principio pense que se trataba de alguna conocida. Mi querida prima, por ejemplo, con quien antaño estuve más unido. Sin embargo sé que no es ella, y lo que es más, que no la conozco y no podría encontrarla aunque toda mi vida la buscara a mi alrededor.
En cuanto a su aspecto, es aún mejor. Todo lo que puedo decir de ella es que tiene el pelo rubio y que es más baja que yo. No podría decir su edad, no podría describir su cara y ni siquiera recuerdo el color de su ropa. Solo su pelo y estatura.
Hemos vivido decenas de aventuras. Hemos compartido secretos. Le he dado clase en una extraña habitación de una aún más extraña casa. Hemos descubierto misteriosas iglesias. Hemos aprendido.
Recuerdo un sueño donde decía a mi madre "Pero ellos piensan que el lugar a donde van a ir es bonito, y no es así.", mientras yo soñaba que dormía.
Y a pesar de todo esto, a pesar de haber soñado con ella hace unas horas, no podría dar más detalles de ella. La he abstraido de manera que cualquiera puede ser ella.
Pero ¿Cómo la reconozco entre las demás rubias? Muy fácil. Cuando ella aparece, tras meses o años de ausencia, recupero la consciencia y murmuro "es ella" para seguir durmiendo. Es un acto reflejo pero consciente, o quizás sea parte del sueño. Quizás sueño que me despierto, como una pausa en el sueño.
Es fácil reconocerla, pero no por su aspecto. Eso la convertiría en vulgar, y esa chica no puede serlo, así que por sus actos se le reconoce.
Ella siempre te alecciona. Ahora que lo pienso, ella no aprende, soy yo quien aprende. Pero no son lecciones normales, solo con el paso del tiempo aprendes lo que ella quería, lo cual me hace pensar si no será un vano intento inconsciente por engrandecerla.
Pero no. Yo sé que ella es mi onírica maestra.
Su primera aparición, que recuerdo, fue en una calle cercana a los Dominicos, frente a un extinto edificio de bomberos, donde gritaba a viva voz los pensamientos en los que yo iba sumido.
Anoche, tras mucha ausencia, solo quería jugar al Rol. Ella y un tipo, bastante grande él. Aunque ella parecía más empeñada en distraerme de la conversación de Rol que en jugar.
A lo largo de los años, en mis sueños, he liberado a la tierra de ataques alienígenas liderados por amigos mios, he acabado con asesinos de extraordinarios poderes (gracias a mis amigos), he descubierto secretos, he ido a extraños mundos, he sido inmortal... mis sueños siempre han sido una via de escape de las limitaciones de la realidad.
Pero sobre todas mis ensoñaciones una se repite, persistentemente a lo largo de mi vida. La chica del pelo rubio.
No consigo recordar cuando apareció por primera vez, los recuerdos lejanos parecen cambiar según pienso en ellos, y creo que llevo toda la vida soñando con ella.
Pero sé cuando apareció por última vez, la noche del Domingo al Lunes del 11 de Julio del 2004, anoche. Pero no adelantemos acontecimientos.
¿Quién es la chica rubia? ¿Cómo es? A ninguna de las dos preguntas puedo dar respuesta.
En un principio pense que se trataba de alguna conocida. Mi querida prima, por ejemplo, con quien antaño estuve más unido. Sin embargo sé que no es ella, y lo que es más, que no la conozco y no podría encontrarla aunque toda mi vida la buscara a mi alrededor.
En cuanto a su aspecto, es aún mejor. Todo lo que puedo decir de ella es que tiene el pelo rubio y que es más baja que yo. No podría decir su edad, no podría describir su cara y ni siquiera recuerdo el color de su ropa. Solo su pelo y estatura.
Hemos vivido decenas de aventuras. Hemos compartido secretos. Le he dado clase en una extraña habitación de una aún más extraña casa. Hemos descubierto misteriosas iglesias. Hemos aprendido.
Recuerdo un sueño donde decía a mi madre "Pero ellos piensan que el lugar a donde van a ir es bonito, y no es así.", mientras yo soñaba que dormía.
Y a pesar de todo esto, a pesar de haber soñado con ella hace unas horas, no podría dar más detalles de ella. La he abstraido de manera que cualquiera puede ser ella.
Pero ¿Cómo la reconozco entre las demás rubias? Muy fácil. Cuando ella aparece, tras meses o años de ausencia, recupero la consciencia y murmuro "es ella" para seguir durmiendo. Es un acto reflejo pero consciente, o quizás sea parte del sueño. Quizás sueño que me despierto, como una pausa en el sueño.
Es fácil reconocerla, pero no por su aspecto. Eso la convertiría en vulgar, y esa chica no puede serlo, así que por sus actos se le reconoce.
Ella siempre te alecciona. Ahora que lo pienso, ella no aprende, soy yo quien aprende. Pero no son lecciones normales, solo con el paso del tiempo aprendes lo que ella quería, lo cual me hace pensar si no será un vano intento inconsciente por engrandecerla.
Pero no. Yo sé que ella es mi onírica maestra.
Su primera aparición, que recuerdo, fue en una calle cercana a los Dominicos, frente a un extinto edificio de bomberos, donde gritaba a viva voz los pensamientos en los que yo iba sumido.
Anoche, tras mucha ausencia, solo quería jugar al Rol. Ella y un tipo, bastante grande él. Aunque ella parecía más empeñada en distraerme de la conversación de Rol que en jugar.
sábado, julio 10, 2004
Proyecto 7 0.1
¿Nunca te has despertado con esa extraña sensación? Sientes que llevas mucho tiempo despierto, pero sabes perfectamente que has dormido durante horas y horas… A mi me pasa a menudo, cada vez más. No logro explicarme porque, quizás sea porque en realidad estás deseando hacer algo o quizás se deba a un sentido de la responsabilidad que posiblemente no tenga.
Pero hoy es diferente... Aún ahora, que tengo la total certeza de estar despierto, mientras pienso, siento que estoy despierto, pero dormido. Siento que toda la vida es un sueño, del que despertaré sabiendo que yo estaba ahí, viendo como el tiempo pasaba…
¿Y por qué? ¿Por qué hoy me siento tan extraño? ¿Tan hueco? Una sensación que normalmente pasa casi desapercibida hoy me tiene perforado, inmovilizado contra mi eterna cama.
Abro un ojo y luego el otro. Los párpados pesan y no se quieren abrir. Mi primera vista, es mi pequeño rinconcito, hecho para que al levantarme pueda recrear mi vista con las joyas que adornan mi vida.
Un recuerdo de un viaje casi olvidado, una foto de un amigo, una foto de mi infancia y libros. Mis adorados libros, pocos y nunca suficientes…
Desde la cama logro ver Los Tres Mosqueteros (junto a sus compañeros 20 Años Después y El Vizconde de Bragelonne) y Alejandro Dumas me saluda mientras se bate en duelo con su caballero D’artagnan. Se ve a Hawking, desde su Cáscara de Nuez, contándome la Historia del Tiempo, a Tolkien caminando junto a Mithrandir, a Eco desde una lejana abadía, a Sagan que combate a El Mundo y sus Demonios y a Platón, en una esquina, hablando a quien quiera escuchar sobre su República bajo la atenta mirada de George Orwell, Ray Bradbury y Aldous Huxley que le vigilan desde Un Mundo Feliz, en 1984, a 451 Fahrenheit...
Como todas las mañanas, me reconforta verles y saber que alguna vez les he escuchado, aunque no a todos les haya dedicado tiempo. Pero hoy esa felicidad se ve empañada… una herida duele, y sangra, en la cabeza. No recuerdo que ha pasado esta noche, pero una herida en mi cabeza no deja de sangrar recordándome que algo ha cambiado…
Me levanto, aunque en realidad me incorporo. Me quedo sentado en la cama, mirando al frente y tocando la herida, con un dedo, hasta que duele, pensando qué es, tratando de recordar y de despertar.
“Pronto entenderás lo que hay que entender.” Dice una voz. Por alguna razón me pone nervioso girarme… no puedo dejar de pensar que la herida me la ha causado esa voz y que si la miro me volverá a herir. Mis piernas desean correr, como nunca antes, levantarme de un salto, saltar por encima del escritorio y dejar atrás esa voz que me habla desde algún sitio de la habitación.
“Deseas correr… Adelante. Ya lo has hecho las otras veces. Corre y no me volverás a ver, hasta la próxima vez…”
La voz provenía de detrás de mi asiento de cuero. El lugar donde me aislaba de mi entorno, donde mis fantasías cobraban vida, donde la lectura se apoderaba de mí, donde el ordenador orientaba mi poca creatividad mientras asfixiaba el resto.
Hay una teoría física que dice que el Universo es infinito y que, por lo tanto, todo punto es el centro del universo, en tanto que el centro es una ilusión. Pues bien, esa voz estaba sentada en el centro de mi Universo, en el lugar del Big Bang, en mi templo sagrado, mancillándolo con su sola presencia.
Las ganas de correr se transformaron. Tenía que defenderme. Entonces me di cuenta de la claridad. Mire hacia atrás, pero la persiana estaba bajada (supongo que mi madre la habría bajado, yo no recordaba haberlo hecho). Miré hacia arriba, pero la lámpara estaba apagada. Sin embargo había una claridad en toda la habitación, que salía de todas y de ninguna parte.
Por un momento pensé que tenía la ceguera blanca de Saramago había hecho presa de mi, pero yo seguía viendo…
Mientras pensaba las ganas de huir desaparecieron por completo. Mi malsana curiosidad me incitaba a levantarme y darle la vuelta a ese sillón de cuero, pero en lugar de eso solo pude susurrar “¿Quien eres?”.
Por respuesta solo obtuve un silbido. Un simple silbido que parecía imitar algún tipo de melodía. Justo cuando la reconocí es cuando el sillón se dio la vuelta, “That’s me in the corner”, mientras yo cantaba mentalmente la canción… “That’s me in the spotlight”. Y la voz me respondió cuando yo me quedé en blanco. “Losing my Religion”.
Los ojos se me llenaron de lágrimas. Mi primera reacción fue la locura. Simplemente pensé que había llegado ese momento presagiado por mucha gente en que yo abandonaba el reino de la cordura, del que estaba algo alejado, para entrar en el mundo de las paranoias.
Pero me sobrepuse, si algo hacía era asumir las consecuencias de mis actos. Si estaba loco, lucharía para volver a la cordura. Levante los ojos para mirar a los ojos del enemigo. Allí, enfrente de mí, sonriendo plácidamente sentado en mi sillón estaba.. yo mismo.
Mi cabeza latía, sin duda porque la sangre se agolpaba en mi cerebro para poder comprender mejor la situación, aunque prefiero decir que era la rabia la que me hacía sentir como mis venas golpeaban mi cráneo.
Me descubrí tocándome la palma de la mano, pero no comprobaba si estaba despierto. Me sorprendió ver que no me estaba asegurando de que aquello fuera una ilusión, sino de que yo mismo no fuera una ilusión fruto de la mente del que estaba tranquilamente sentado en el sillón. Me estaba preguntando si una ilusión tendría consciencia de que es tal, cuando la voz me interrumpió: “¿Tratando de huir? Algún día me tendrás que escuchar...”
Un chorro de voz, que luego identifique como mío, respondió. “¿Acaso me ves correr?” “No siempre se corre físicamente… Tu bien sabes que la mente se puede evadir fácilmente, escapar. Ni las mas gruesas paredes la pueden retener más de lo que ella misma quiera.” Mientras decía esto se puso en pie y comenzó a caminar por la habitación. Jugaba con algo en las manos, pero lo hacía de un modo distraído, casi inconscientemente.
“Sin embargo, es la primera vez que accedes a hablarme... al menos que yo recuerde. En las demás ocasiones siempre huías.”
“¿Demás ocasiones? Pero... ¿Quién eres?”
“¡Oh! Lo lamento… tiendo a olvidarme de tu ‘amnesia’.” – dijo esta palabra con cierto tono despectivo, o quizás triste, lo que me intranquilizó, aún más – “Posiblemente no lo recuerdes, aunque yo pienso que prefieres no hacerlo, pero ¿cuál es la diferencia?”
Se quedó quieto en medio de la habitación, en un silencio incómodo. Aproveché para buscar a mí alrededor algún otro signo de que aquello no fuera más que una pesadilla psicodélica. No hubo suerte. Seguí sentado.
Él sonrió para sí mismo y me miró. Parecía despertar de un sueño y continuó caminando.
“Disculpa. Tengo la fea manía de seguir todos los razonamientos interesantes con que me encuentro hasta el final...” – Seguía jugando con algo en las manos. No podía ver que era, aunque un reflejo plateado me llegó a la retina. – “Te estaba diciendo quién era... yo. Supongo que no te he de culpar por no saberlo, así que te repetiré lo que siempre te digo. Soy tu, eres yo, somos Él.”
Pero hoy es diferente... Aún ahora, que tengo la total certeza de estar despierto, mientras pienso, siento que estoy despierto, pero dormido. Siento que toda la vida es un sueño, del que despertaré sabiendo que yo estaba ahí, viendo como el tiempo pasaba…
¿Y por qué? ¿Por qué hoy me siento tan extraño? ¿Tan hueco? Una sensación que normalmente pasa casi desapercibida hoy me tiene perforado, inmovilizado contra mi eterna cama.
Abro un ojo y luego el otro. Los párpados pesan y no se quieren abrir. Mi primera vista, es mi pequeño rinconcito, hecho para que al levantarme pueda recrear mi vista con las joyas que adornan mi vida.
Un recuerdo de un viaje casi olvidado, una foto de un amigo, una foto de mi infancia y libros. Mis adorados libros, pocos y nunca suficientes…
Desde la cama logro ver Los Tres Mosqueteros (junto a sus compañeros 20 Años Después y El Vizconde de Bragelonne) y Alejandro Dumas me saluda mientras se bate en duelo con su caballero D’artagnan. Se ve a Hawking, desde su Cáscara de Nuez, contándome la Historia del Tiempo, a Tolkien caminando junto a Mithrandir, a Eco desde una lejana abadía, a Sagan que combate a El Mundo y sus Demonios y a Platón, en una esquina, hablando a quien quiera escuchar sobre su República bajo la atenta mirada de George Orwell, Ray Bradbury y Aldous Huxley que le vigilan desde Un Mundo Feliz, en 1984, a 451 Fahrenheit...
Como todas las mañanas, me reconforta verles y saber que alguna vez les he escuchado, aunque no a todos les haya dedicado tiempo. Pero hoy esa felicidad se ve empañada… una herida duele, y sangra, en la cabeza. No recuerdo que ha pasado esta noche, pero una herida en mi cabeza no deja de sangrar recordándome que algo ha cambiado…
Me levanto, aunque en realidad me incorporo. Me quedo sentado en la cama, mirando al frente y tocando la herida, con un dedo, hasta que duele, pensando qué es, tratando de recordar y de despertar.
“Pronto entenderás lo que hay que entender.” Dice una voz. Por alguna razón me pone nervioso girarme… no puedo dejar de pensar que la herida me la ha causado esa voz y que si la miro me volverá a herir. Mis piernas desean correr, como nunca antes, levantarme de un salto, saltar por encima del escritorio y dejar atrás esa voz que me habla desde algún sitio de la habitación.
“Deseas correr… Adelante. Ya lo has hecho las otras veces. Corre y no me volverás a ver, hasta la próxima vez…”
La voz provenía de detrás de mi asiento de cuero. El lugar donde me aislaba de mi entorno, donde mis fantasías cobraban vida, donde la lectura se apoderaba de mí, donde el ordenador orientaba mi poca creatividad mientras asfixiaba el resto.
Hay una teoría física que dice que el Universo es infinito y que, por lo tanto, todo punto es el centro del universo, en tanto que el centro es una ilusión. Pues bien, esa voz estaba sentada en el centro de mi Universo, en el lugar del Big Bang, en mi templo sagrado, mancillándolo con su sola presencia.
Las ganas de correr se transformaron. Tenía que defenderme. Entonces me di cuenta de la claridad. Mire hacia atrás, pero la persiana estaba bajada (supongo que mi madre la habría bajado, yo no recordaba haberlo hecho). Miré hacia arriba, pero la lámpara estaba apagada. Sin embargo había una claridad en toda la habitación, que salía de todas y de ninguna parte.
Por un momento pensé que tenía la ceguera blanca de Saramago había hecho presa de mi, pero yo seguía viendo…
Mientras pensaba las ganas de huir desaparecieron por completo. Mi malsana curiosidad me incitaba a levantarme y darle la vuelta a ese sillón de cuero, pero en lugar de eso solo pude susurrar “¿Quien eres?”.
Por respuesta solo obtuve un silbido. Un simple silbido que parecía imitar algún tipo de melodía. Justo cuando la reconocí es cuando el sillón se dio la vuelta, “That’s me in the corner”, mientras yo cantaba mentalmente la canción… “That’s me in the spotlight”. Y la voz me respondió cuando yo me quedé en blanco. “Losing my Religion”.
Los ojos se me llenaron de lágrimas. Mi primera reacción fue la locura. Simplemente pensé que había llegado ese momento presagiado por mucha gente en que yo abandonaba el reino de la cordura, del que estaba algo alejado, para entrar en el mundo de las paranoias.
Pero me sobrepuse, si algo hacía era asumir las consecuencias de mis actos. Si estaba loco, lucharía para volver a la cordura. Levante los ojos para mirar a los ojos del enemigo. Allí, enfrente de mí, sonriendo plácidamente sentado en mi sillón estaba.. yo mismo.
Mi cabeza latía, sin duda porque la sangre se agolpaba en mi cerebro para poder comprender mejor la situación, aunque prefiero decir que era la rabia la que me hacía sentir como mis venas golpeaban mi cráneo.
Me descubrí tocándome la palma de la mano, pero no comprobaba si estaba despierto. Me sorprendió ver que no me estaba asegurando de que aquello fuera una ilusión, sino de que yo mismo no fuera una ilusión fruto de la mente del que estaba tranquilamente sentado en el sillón. Me estaba preguntando si una ilusión tendría consciencia de que es tal, cuando la voz me interrumpió: “¿Tratando de huir? Algún día me tendrás que escuchar...”
Un chorro de voz, que luego identifique como mío, respondió. “¿Acaso me ves correr?” “No siempre se corre físicamente… Tu bien sabes que la mente se puede evadir fácilmente, escapar. Ni las mas gruesas paredes la pueden retener más de lo que ella misma quiera.” Mientras decía esto se puso en pie y comenzó a caminar por la habitación. Jugaba con algo en las manos, pero lo hacía de un modo distraído, casi inconscientemente.
“Sin embargo, es la primera vez que accedes a hablarme... al menos que yo recuerde. En las demás ocasiones siempre huías.”
“¿Demás ocasiones? Pero... ¿Quién eres?”
“¡Oh! Lo lamento… tiendo a olvidarme de tu ‘amnesia’.” – dijo esta palabra con cierto tono despectivo, o quizás triste, lo que me intranquilizó, aún más – “Posiblemente no lo recuerdes, aunque yo pienso que prefieres no hacerlo, pero ¿cuál es la diferencia?”
Se quedó quieto en medio de la habitación, en un silencio incómodo. Aproveché para buscar a mí alrededor algún otro signo de que aquello no fuera más que una pesadilla psicodélica. No hubo suerte. Seguí sentado.
Él sonrió para sí mismo y me miró. Parecía despertar de un sueño y continuó caminando.
“Disculpa. Tengo la fea manía de seguir todos los razonamientos interesantes con que me encuentro hasta el final...” – Seguía jugando con algo en las manos. No podía ver que era, aunque un reflejo plateado me llegó a la retina. – “Te estaba diciendo quién era... yo. Supongo que no te he de culpar por no saberlo, así que te repetiré lo que siempre te digo. Soy tu, eres yo, somos Él.”
domingo, julio 04, 2004
Mundos Diferentes
Siento dejar atrás temas porque las discusiones pueden ser interesantes y la gente puede olvidarlas. Pero el mundo gira y no tenemos el control apetecido sobre el tiempo.
Este post surgió el viernes a las 02:00, bueno, el sábado. Me encontraba tirado en la cama, rogando a Dios por algo entretenido que ver cuando, tras futurama, aparece un programa llamado "The Most Extreme". Me quedé mirándolo para acabar descubriendo que se trataba del famoso "Ranking Animal".
El programa era un raning sobre los 10 animales más perceptivos del reino animal, entre los cuales, obviamente, no estábamos. Fue un instante atemporal donde aprendí la extraña deformacion en el olfato de los perros (comparada con nosotros), la capacidad de captar los olores de cierta polilla (sentido básico para su supervivencia).
Pero fueron los dos primeros puestos los mejores.
En el numero 2 un pez con ojos como los nuestros pero doblemente binoculares. Un extraño ser con 4 ojos que le permitían una perfecta visión binócular gracias a su extraña disposición en forma de cuadrado.
La visión de dicho ser era difícil de simular porque cada par de ojos le proporcionaba tambien vision binocular y la combinación parecía ser una macrovision que le prmitia un gran detalle.
Además, dichos ojos eran los encargados de procesar toda la información ocular, porque su cerebro era demasiado pequeño.
El número 1 era, como se veía venir, el tiburón. La razón no es que pueda olfatear a sus víctimas a kilometros de distancia, sino que es el único animal que posee un 6º inédito, nuevo, no una mera modificación de otro.
El tiburón posee unas estructuras cerca de su boca que le permite detectar campos magnéticos variables de una ínfima intensidad. ¿Para qué lo quiere? De esta manera puede detectar los impulsos eléctricos que corresponden a los movimientos de los músculos de sus presas.
Esto permite al tiburón detectar presas aunque se camuflen, el agua esté turbia, escondan su olor o se entierren bajo metros de arena. El tiburón actúa entonces como un medidor de campos magnéticos más fino que muchos aparatos magnéticos, permitiendo captar campos realmente despreciables.
El tiburón adquiere así una dimensión perceptiva más.
"Es imposible hacerse una idea de la percepción del mundo que se construye en la mente del tiburón." - Dijo el locutor
Eso te hace pensar ¿no? - le dice un pez a otro - Pensar sobre lo mucho que el hombre ha logrado a pesar de su limitada, imperfecta y parcial visión del mundo. Pensar sobre lo sorprendente que resulta el mundo natural y las increibles estructursa, dignas de ciencia ficción, que surgen. Pensar sobre la Realidad y la Verdad.
Quizás no seamos ninguna especie elegida. Quizás no tengamos mérito. Quizás se de la casualidad de que nuestra limitada percepción es suficiente para evolucionar.
Lo más incomprensible de la Naturaleza es que es comprensible. - Albert Einstein
Este post surgió el viernes a las 02:00, bueno, el sábado. Me encontraba tirado en la cama, rogando a Dios por algo entretenido que ver cuando, tras futurama, aparece un programa llamado "The Most Extreme". Me quedé mirándolo para acabar descubriendo que se trataba del famoso "Ranking Animal".
El programa era un raning sobre los 10 animales más perceptivos del reino animal, entre los cuales, obviamente, no estábamos. Fue un instante atemporal donde aprendí la extraña deformacion en el olfato de los perros (comparada con nosotros), la capacidad de captar los olores de cierta polilla (sentido básico para su supervivencia).
Pero fueron los dos primeros puestos los mejores.
En el numero 2 un pez con ojos como los nuestros pero doblemente binoculares. Un extraño ser con 4 ojos que le permitían una perfecta visión binócular gracias a su extraña disposición en forma de cuadrado.
La visión de dicho ser era difícil de simular porque cada par de ojos le proporcionaba tambien vision binocular y la combinación parecía ser una macrovision que le prmitia un gran detalle.
Además, dichos ojos eran los encargados de procesar toda la información ocular, porque su cerebro era demasiado pequeño.
El número 1 era, como se veía venir, el tiburón. La razón no es que pueda olfatear a sus víctimas a kilometros de distancia, sino que es el único animal que posee un 6º inédito, nuevo, no una mera modificación de otro.
El tiburón posee unas estructuras cerca de su boca que le permite detectar campos magnéticos variables de una ínfima intensidad. ¿Para qué lo quiere? De esta manera puede detectar los impulsos eléctricos que corresponden a los movimientos de los músculos de sus presas.
Esto permite al tiburón detectar presas aunque se camuflen, el agua esté turbia, escondan su olor o se entierren bajo metros de arena. El tiburón actúa entonces como un medidor de campos magnéticos más fino que muchos aparatos magnéticos, permitiendo captar campos realmente despreciables.
El tiburón adquiere así una dimensión perceptiva más.
"Es imposible hacerse una idea de la percepción del mundo que se construye en la mente del tiburón." - Dijo el locutor
Eso te hace pensar ¿no? - le dice un pez a otro - Pensar sobre lo mucho que el hombre ha logrado a pesar de su limitada, imperfecta y parcial visión del mundo. Pensar sobre lo sorprendente que resulta el mundo natural y las increibles estructursa, dignas de ciencia ficción, que surgen. Pensar sobre la Realidad y la Verdad.
Quizás no seamos ninguna especie elegida. Quizás no tengamos mérito. Quizás se de la casualidad de que nuestra limitada percepción es suficiente para evolucionar.
Lo más incomprensible de la Naturaleza es que es comprensible. - Albert Einstein
jueves, julio 01, 2004
The Sphere only has one Surface II
¿Y el mundo 2D? ¿Qué verían ellos?
Ellos verían solo objetos de 2 dimensiones, igual que ellos mismos. En el caso de la esfera solo podrían ver dos de sus dimensiones, un círculo, de nuevo.
Pero, a diferencia de los círculos normales, verían como el círculo-esfera cambia, a medida que su mundo se mueve a través de la tercera dimensión de la esfera. Verían la esfera surgir de la nada y desaparecer igual que apareció.
En sus dos dimensiones la esfera ha desaparecido, pero la esfera existe.
Nos quedamos con un mundo que ignora al otro y un mundo que solo ve temporalmente (mejor sería decir longitudinalmente).
Así sería el encuentro entre el mundo 2D y 3D. Tenía que decirlo.
Mientra tanto, nosotros vivimos en un mundo 4D algo raro, como sabemos gracias a Einstein. 3 Dimensiones son las conocidas lontigud, profundidad y anchura, mientras que la 4ª es el tiempo.
Sin embargo, nuestra vista se queda acotada por una visión en 3D que nos impide controlar la cuarta y complicada dimensión.
Posiblemente toda esta reflexión sea el mero reflejo de una mente ociosa a la puertas del verano, pero estos similes quizás nos ayuden a comprender un poco más la estructura de la realidad. Es filosofía.
¿SABIAS QUE... algunas de las principales teorías físicas que tratan de explicar las 4 grandes fuerzas sostienen que en realidad vivimos en un mundo 11D, en el que la gran mayoría de las dimensiones se encuentran demasiado curvadas y replegadas para ser observadas excepto a escalas muy pequeñas?
Ellos verían solo objetos de 2 dimensiones, igual que ellos mismos. En el caso de la esfera solo podrían ver dos de sus dimensiones, un círculo, de nuevo.
Pero, a diferencia de los círculos normales, verían como el círculo-esfera cambia, a medida que su mundo se mueve a través de la tercera dimensión de la esfera. Verían la esfera surgir de la nada y desaparecer igual que apareció.
En sus dos dimensiones la esfera ha desaparecido, pero la esfera existe.
Nos quedamos con un mundo que ignora al otro y un mundo que solo ve temporalmente (mejor sería decir longitudinalmente).
Así sería el encuentro entre el mundo 2D y 3D. Tenía que decirlo.
Mientra tanto, nosotros vivimos en un mundo 4D algo raro, como sabemos gracias a Einstein. 3 Dimensiones son las conocidas lontigud, profundidad y anchura, mientras que la 4ª es el tiempo.
Sin embargo, nuestra vista se queda acotada por una visión en 3D que nos impide controlar la cuarta y complicada dimensión.
Posiblemente toda esta reflexión sea el mero reflejo de una mente ociosa a la puertas del verano, pero estos similes quizás nos ayuden a comprender un poco más la estructura de la realidad. Es filosofía.
¿SABIAS QUE... algunas de las principales teorías físicas que tratan de explicar las 4 grandes fuerzas sostienen que en realidad vivimos en un mundo 11D, en el que la gran mayoría de las dimensiones se encuentran demasiado curvadas y replegadas para ser observadas excepto a escalas muy pequeñas?
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