lunes, noviembre 29, 2004

El Refugio

Isaac entra por la puerta, como de costumbre. Fuera es una de las navidades más frías que logra recordar alguna vez en esta vieja ciudad, pero hace algunos años que no vuelve a la Navidad de su ciduad natal.

Se gira al interior del cálido bar, uno de sus más fervorosos recuerdos de la juventud. Aquí ha pasado con sus más viejos amigos gran parte de su vida, muchas tardes y noches, hablando de temas trascendentes y estúpidos, criticando, construyendo...
No importaba cuanta nueva gente conociera, siempre volvía aquí. Dicen que volver al principio es bueno. Comprender las causas, aunque seguramente la gente poética quiera decir otras cosas.

En un rápido vistazo reconoce la mesa en que ha de sentarse. Hace años que la relación con algunos de ellos se ha reducido a conversaciones por internet, hace años que son meros espíritus sin cuerpo, pero puede reconocer el cuerpo en que los cansados espíritus moran.

Se sienta y pide disculpas. Vuelve a llegar tarde, como antaño solía hacer, todos se rien recordando las tardanzas en el pasado. El pasado. Recordarlo es lo quemejor hacían en los inicios de la debacle, tan solo 4 años después de conocerse vivían de recuerdos y anécdotas, una manera de prepararse para lo que supondría la separación que la vida depara a mentalidades diferentes.

La conversación continua. El espíritu libre, sin ataduras en cualquier plano del mundo, continua con su disertación aquí profunda aquí anecdótica, una ambivalencia presente en gran parte de la vida. El blanco y el negro unidos en una misma ficha que, siguiendo la estela de otras, decidió adoptar una vida alejada de las preocupaciones que no fueran necesarias.
Un colibrí que salta de flor en flor, libando en todas, pero no extrayéndolo todo de casi ninguna.

El tema es el de siempre. De una u otra manera, un medio de evasión del duro mundo del que todos debemos escapar y descansar de cuando en cuando.

La mente creativa despierta ahora. Es su turno. Las anécdotas le llevan a una historia vivida en su totalmente distinta vida. Una vida de creatividad, con las dificultades y peculiaridades que ello entraña.
Una persona noble y luchadora, preocupada por conseguir aquello que ansía, por aprender de maestros que no hablan, de ver cosas invisibles.
Isaac siempre le ha visto como el Creador. La Figura encargada de imponer el orden entre el caos con una sola finalidad, narrar su historia. Es algo que envidia.

Un carraspeo indica la interrupción del Sabio. Cuando reflexiona sobre alguna materia la gente enmudece. No un enmudecimiento de respeto, impresión o ignorancia. No un enmudecimiento sin palabras. Puedes quedar mudo durante una discusión, incluso puedes discutir mudo, y consigue que lo hagas.
Esto no significa que el atributo que marca su mente sea inmerecido o falso. Los conocimientos de generaciones de sabios convergen en una persona, una persona que no lee libros sin reflexionar sobre ellos. una persona que necesita ir dos pasos pr delante. La más peculiar y extravagante delas personalidades congregadas en esta mesa, al menos en su línea.
Bajo su manto te sientes en otro mundo, un cálido lugar donde las palabras sirven de mucho más.

El Sabio incita a hablar al resto de la mesa. En primer lugar el Interrogante. Isaac siempre le llamó así, aunque no todos lo sepan. Una persona que acepta el mundo como es, acepta lo que ve y no siente que nada pueda hacer por cambiarlo.
Su melancolía tiene raices que el resto del grupo ignora. Cada mente ocupada en su mundo, nadie puede girarse a observar con detenimiento a un compañero de viaje, pero no es un reproche. Ni siquiera sabe si quiere que los demás lo hagan.
Su vida ha sido lo que la naturaleza ha querido. una balsa de madera con una vela en el río de la vida.
Sus deseos y principios los tiene claros, eso es lo que cuenta y de momento basta.

Sin dar tregua la Sociedad habla. Siempre obsesionada por el contacto. Teme perderse nada que cualqueir otra person pueda aprotar para construirse mejor. No importa cómo seas, puedes mejorar, y eso se consigue compartiendo la personalidad.
Es un libro abierto, para algunos puede que simple, pero solo porque su venda les impide apreciar la complejidad que existe en la más plana hoja de papel.
Se ha pasado su vida almacenando vidas, con demasiado miedo a que ninguna se rompiera. No puede dejar de beber de ninguna de sus fuentes. Quizás haya llegado a concoer demasiadas vidas y quizás no conozca ninguna.

El último en hablar es la Fortaleza. Honor, Bondad y Fuerza es lo que importan en su mundo. De poco importan alejadas conversaciones sobre la irrealdiad de la realidad sino se corresponden con algo tangible en el mundo humano.
Un ser ambivalente, dos caras enfrentadas, que le hacen agotarse en una lucha interna que solo él llega a comprender.

Posiblemente la única referencia del grupo hacia el mundo real, excepto por la figura del Práctico, ausente en la reunión.
El Práctico es el más común de todos. Eso no le quita su puesto ni su condición de necesario en el grupo. Su normalidad le da un rasgo de rareza inexistente en los demás.

Tras la reunión todos se levantan y se van hacia sus casas. Antes de salir devuelven sus vasos a la barra, para ahorrar trabajo a la simpática camarera, y se despiden como antaño hicieran.

La camarera limpia la mesa mientras habla con una amiga acerca del grupo que acaba de dejar el bar.
El grupo de personas más extraño que nunca había llegado a ver. Distintas filosofías de vida unidas por cosas puntuales.

- Pero si hubo uno que no habló.
- ¡Oh! Isaac. Sus amigos le llamaban el Experimentador. Parece que es un ser incapaz de ver algo sin tratar de racionalizarlo. Muchas noches simplemente observaba como sus amigos se relacionaban o contaban historias.
- Que triste...
- No te diría él eso. Sostengo que llegaba a involucrarse tanto con sus amigos que experimentaba lo mismo que ellos. Escuchando sus historias, viendo sus evoluciones, vivía varias vidas. Al fin y al cabo Eso es lo que buscamos ¿no? Apetito Faustico.
- ¿Y cómo sabes todo eso?
- Vinieron durante años aquí. El Experimentador estaba dentro de otro experimento. no contaba con la Observadora.
- Y siendo todos tan diferentes...
- Tenían algo que les unía a todos. Algo que pocas amistades otorgan. Se comprendían.
- Muy observadora, Irene.

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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El Aprendiz dijo...

Lo siento por aquellas mentes que no haya sabido plasmar fielmente o a las que no haya dedicado demasiado. Es la 1 de la mañana y mis ojos se cierran.

Abe dijo...
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Tania-chan dijo...

Interesante post. Me ha gustado sobre todo la últimamente, la Observadora. Es como la guinda del pastel de mentes que has creado xD

Por cierto, ese bar que dices me ha recordado al "Eagle and child":

Imagen 1Imagen 2Imagen 3Un saludo.

Anónimo dijo...

Muy bueno Brenes, hay partes que estan un poco flojas, pero en sí mismo es estupendo este post... encima hasta mezclas el nombre del bar y todo... y la camarera se llama Irene??

By Fortaleza