Golpes
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"Pero nunca he tenido claro el camino. Quizás debamos remontarnos a antes de sus inicios, no para tratar de comprender nada, sino porque mirando a los tumbos dados antes de iniciar el camino se admira más la rectitud del mismo. Y es que la vida a veces ha de golpearte para ponerte en el camino apropiado. Nunca podemos decir que algo sea nuestra perdición, pues quizás acabemos de encontrarnos."
Canciones
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Clara se baja del autobús. Sabe que la gente le mira, ese idiota le ha golpeado la cara y ni siquiera se ha girado para disculparse o para ver si estaba bien. El mundo esta lleno de jodidos egocentristas que no comprenden que sus actos tienen consecuencias más allá de sus zapatos.
Y no solo está pensando en este chico. Está recordando todas aquellas personas que han pasado por su vida, o cerca, y se han despedido con un gesto egoista. Y es que Carla no puede comprender el mundo, un gigantesco grupo de ególatras mirándose al ómbligo y arrasando con los demás. Las pocas excepciones que conoce son petimetres que nunca llegarán a nada simplemente por pensar en los demás, o esclavos que anteponen el bienestar de otros al propio, o ambos.
En esas cavilaciones se encuentra cuando sufre un atropello, sin ningún tipo de metáfora, por parte de una chica que parece preferir cumplir sus objetivos que comprobar que la persona a la que acaba de empujar está bien.
Clara recoge sus papeles del suelo. afortunadamente no hace viento y no tiene que moverse demasiado para llevar a cabo su tarea. No le gusta llamar la atención, por lo que tras recogerlos permanece quieta, mirando al frente, esperando que todo pase.
El semáforo se pone en Verde. Clara comienza a cruzar sin bajar la mirada, fija en las personas que curzan desde la otra acera.
Es por eso que se da cuenta de que algo va mal. La agradable anciana de la otra cera le grita algo y tienela cara desencajada. Clara gira la cabeza y ve un coche dirigiéndose hacia ella.
Si no llevara el reproductor MP3 podría haber escuchado el coche venir.
Si no llevara el reproductor MP3 quizás habría descubierto la razón de que aquel chico le golpeara la cara, quizás no fuera tan egoista. Quizás el golpe tuviera una justificación accidental.
Si no llevara el reproductor quizás hubiera oido el perdón de la muchacha que le atropelló.
Pero ahora lo único que puede pensar es en lo irónico de que la última frase que oirá antes del golpe sea "This could be Heaven or this could be Hell".
1 comentario:
Me ha gustado mucho la segunda historia :)
Abe
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