Trepando
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"Pero he de admitir que no siempre, a lo largo de mi vida he sido merecedor de halagos o premios. las leyes de Darwin se extienden a la vida cotidiana y uno ha de buscar la manera de sobrevivir en un oceano demasiado pequeño para tantos peces... Este premio pertenece también a aquellas personas de las que me aproveché y que de una u otra manera asfaltaron mi camino a costa de su propio camino, a aquellas personas que, queriendo o no, afecté negativamente."
accidentes
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El coche de andrés enfoca una calle recta, la más recta y larga de la ciudad. Un descanso para el conductor que solo se ha de fijar en no saltarse ningún semáforo.
Se dirige a una importante reunión en su oficina. Hoy cerrarán un negocio que lleva planeando sobre su cabeza durante meses. hoy es el día importante.
Sin embargo, él no llega demasiado pronto. Su mujer ysu hija le han retrasado. En su mente no hay el más mínimo pedazo de rencor o resentimiento por semejante retraso, ya que él mismo fue el que se dejó inundar por las mieles adormecedoras de la vida placentera. Decidió que nada pasaría por salir un cuarto de hora más tarde, perfeccionar el día dándose quince minutos de amor familiar.
No pudo prever el atasco que se encontraría a la salida misma de su casa. ahora llegaba tarde por haberse dado a la tranquilidad.
Su jefa le hablaba a través del móvil, un sin manos instalado en el coche que le permitía dedicar sus sentidos a conducir mientras tranquilizaba a la directora de la operación.
De nada servía asegurar que estaba llegando pues el sermón seguía llegando a través del satélite hasta su pequeño teléfono con cámara incorporada, firmemente sujeto al salpicadero.
La desagradable voz le reñía desde la distancia mientras, a intervalos regulares, se producía un pequeño acople, molesto pero soportable.
la calle recta llega a su fin. Un lento autobús le separa del libre camino hasta su oficina, apenas dos minutos. La jefa sigue gritando, ahora incluso él grita. Exasperado por la bronca se separa un poco del autobús, para permitir que gire más cómodamente en la siguiente parada.
El autobús no gira, en lugar de eso se queda en el semáforo esperando y, sin entrar en la parada, hace que los aspirantes a viajeros tengan que moverse hasta la carretera para entrar.
El autobús continua su camino, andrés acelera para tratar de pasar antes del cambio de color y, en ese preciso instante, ocurre uno de esos azarosos incidentes que lo cambian todo.
Mientras acelera el desagradable sonido de la voz de su jefa queda eclipsado por el aún más desagradable sonido del acople del móvil. Tan alto sonaba que después algunos atestiguaría oirlo desde fuera.
En un movimiento reflejo andrés cierra los ojos y se tapa los oidos, debe terminar con ese horrible sonido. Separa las manos del volante, ansioso por encontrar el móvil y le pega un manotazo. El sonido ha desaparecido y abre los ojos justo para ver a una chica que le mira desde el centro de la carretera, por donde va a pasar él en breves segundos. El móvil ha sacado una foto, la misma imagen de la chica a la que debe esquivar con un movimiento instintivo.
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